lunes, 31 de julio de 2017

Cerca del Cielo.
Por: José Ramón Flores Viveros.
No lo puedo creer… esto es un sueño…
Todo parece trivial en el peligro de perder la vida. El resentimiento se vuelve absurdo.
Anónimo
Hace apenas unos días en entrevista por la televisión a los luchadores profesionales La Mosca y Luzbel, me llamó mucho la atención la forma tan sencilla y humana de conducirse de Luzbel; platicó de cómo surgió su afición por la lucha libre. De lo difícil que es llegar a destacar en  este deporte que como todo en la vida, exige mucha entrega, dedicación, constancia y esfuerzo. Su máximo ídolo es el Dr. Warner, manifestó que cuando el promotor le dijo que iba en la lucha estelar, no podía creerlo, pero lo que lo puso en shock, fue saber que iba de pareja con el Dr. Warner. “Pagaba primero por verlo luchar, y ahora iba a ser mi pareja de lucha era  algo difícil de asimilar y sobre todo de creer. Finalmente mi máximo sueño se hacía realidad”.

Zinedine Yasid Zidane, actual técnico del Real Madrid, campeón del mundo con Francia en 1998, su inspiración cuando joven fue siempre el jugador uruguayo Enzo Francescoli, el príncipe, estrella del futbol italiano de 1990 a 1994, en el Cagliari y Torino respectivamente. Iba a verlo jugar, pasmado veía desarrollar su espectacular futbol al príncipe. Debuto con la Juventus a los 17 años, y cuando enfrentó en la cancha a su ídolo, no dudó en manifestárselo abiertamente. Un hijo del francés se llama Enzo en homenaje al crack uruguayo.
Esto me hace recordar también cuando en 1991 pude interactuar con mi ídolo de montaña el Dr. Ricardo Torres Nava, desde la convivencia en el albergue de Piedra Grande, todo se desarrolló de manera muy agradable, es muy satisfactorio que se dirijan a uno por el nombre y  no solo eso, sino con mucho afecto. Ricardo me presentaba con quienes no me conocían, con familiaridad y afecto. Les decía que era yo de Coatepec, sin omitir que nuestro café era uno de los mejores del mundo. Yo lógicamente me sentía soñado, la verdad ni quien me soportara en aquellos momentos. Aunque lo que sí es un hecho, que no podía evitar sentirme inhibido ante todos estos alpinistas profesionales, estrellas del montañismo mexicano. Aunque me trataban como uno más de su selecto grupo, no lograba sentirme cómodo y relajado. Afortunadamente la compañía y presencia del jalapeño Dr. Mario Rizo Campomanes conseguía que me tranquilizara. A Mario debo íntegramente la maravillosa oportunidad de estar con estas estrellas. Si no hubiera sido por Mario jamás y nunca tendría una amistad fraterna que sigue vigente aunque Ricardo viva en los Estados Unidos, casi a diario seguimos en contacto por mensajes de texto. Lo mismo que con su hermana Eli, que es la adoración del primer mexicano y latinoamericano en la cumbre del Everest.

Escalar con Ricardo fue la otra parte del sueño, es un tipo muy bromista, y siempre trata de mantener un espíritu de ánimo y camararaderia ante las difíciles condiciones de cansancio extremo y por momentos de miedo también. Hay momentos, sobre todo, cuando ya se está cerca del cono del volcán, que lo que menos se desea es hablar, para no perder energía, de hecho cuesta mucho trabajo hablar, a mí de manera extraña siempre se me adormecía la quijada, como si la tuviera anestesiada, lo que me dificulta hablar y sobre todo que se me entienda lo que digo. Esto aparte me provocaba  enojo, pero es una reacción de mi organismo a la altura. Además de que por el esfuerzo extremo, la misma agitación no permite una plática fluida y clara. Ricardo tenía una condición física fuera de serie en aquellos años. Daba la impresión que ya casi para llegar al cono del volcán, parecía en su despreocupada y amena charla, no estar escalando una peligrosa montaña, sino estar dando de vueltas al parque del pueblo en un día domingo…Le quiero agradecer mucho a María Tereza Rodríguez Gutiérrez, que me comenta que siempre lee Cerca del Cielo, muchas gracias María Tereza. 

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