CAFETEANDO
POR EMILIO POLANCO SERVÍN
PORFIRIO DIAZ
(PRIMERA PARTE)
Este personaje tiene un sitio histórico como
pocos, controvertido, de imagen deslumbradora, nació en la ciudad de Oaxaca el
15 de septiembre de 1830, su padre fue Don José Faustino Díaz y su madre Doña
Petrona Mori.
Ya para 1835, Porfirio aprendió a escribir y a
leer; querían que fuera sacerdote por lo cual ingreso al Seminario
Tridentino de Oaxaca en 1843, donde estudió física, matemáticas, lógica,
gramática, retórica y latín.
Circunstancias sociales hicieron que fuera
presentado con el Sr. Gobernador Don Benito Juárez, de modo que llevado por el
entusiasmo que le causó debido a sus pensamientos liberales, tomo la resolución
de no seguir la carrera eclesiástica y así ingresó al instituto de Ciencias y
Artes de Oaxaca, entonces considerado herético, alcanzó a ser profesor Interino
y conoció el Derecho Romano, materia con la que aprobó, con la mejor
calificación de su generación. En el instituto tuvo como compañeros a MATIAS
ROMERO y José Justo Benítez; de 1852
a 1853 fue alumno de Benito Juárez en Derecho Civil.
Una de sus hermanas, Manuela, tuvo una hija que
se llamó Delfina Ortega Díaz, quien se convirtió en su esposa.
En 1855, Benito Juárez regresó de su exilio en
el extranjero y fue nombrado Gobernador de Oaxaca; bajo su mandato, nombró a
Díaz como jefe político del Distrito de Ixtlán donde cumplió una misión
especial como guardia donde recibió una herida de bala. En premio a sus
servicios por la causa liberal el presidente Ignacio Comonfort confirmó a Díaz
el mando militar del Istmo de Tehuantepec. Durante la Guerra de Reforma, Díaz
peleó en varias batallas y en tres años logró los cargos de Mayor, Coronel y
Teniente General.
Los
acontecimientos de la deuda pública que sucedieron por decretarse la suspensión
de pago debido a la grave situación económica por la que atravesaba el país,
las fuerzas francesas, españolas e inglesas, llegaron a Veracruz, Córdoba y
Orizaba. Díaz se distinguió durante todos esos combates con los franceses, con
empeño y bizarría, llegando al grado de general. Sebastián Lerdo de Tejada aconsejó
a Juárez, asignar a Díaz una División militar marchando a Oaxaca
con el cargo de Gobernador Interino.
En
1863 los conservadores ofrecen la Corona del Imperio Mexicano al Archiduque
Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota de Bélgica. Maximiliano
aceptó la propuesta y así tras una pequeña encuesta entre los círculos
políticos y sociales del país, se convirtió en EMPERADOR el 10 de junio
de 1864.
Benito
Juárez ordenó a Ignacio Zaragoza, general Mexicano, que participó
del lado liberal en la guerra de Reforma, hacer frente a las fuerzas Francesas
en Puebla. El 5 de mayo, Díaz y otros militares intervinieron en la batalla de
Puebla, donde logró derrotar a los franceses. Además durante 1864, Díaz y
Gonzales Ortega, desarrollaron una guerra de guerrillas en Oaxaca y los
franceses nunca pudieron penetrar al estado.
Juárez
mientras tanto emprendió el histórico viaje rumbo a paso del Norte y por
diferentes partes del territorio nacional.
Carlota
de Bélgica, esposa de Maximiliano, marchó a Viena, País y Roma donde se
entrevistó con los Franceses José I y Napoleón III, pidió apoyo para su
esposo que le fue denegado. En Roma se volvió loca y fue recluida el resto de
sus días en un castillo de Bruselas donde murió el 19 de enero de 1927 a la
edad de 87 años.
Porfirio Díaz, culminó diversas acciones militares con
la batalla del 2 de Abril en la que cayó Puebla, única ciudad en el que estaba
en poder de los franceses, solo faltaban por caer Querétaro y la Capital. Finalmente
el 5 de febrero de 1867 en Paris, Napoleón III envió un parte a Bazaine
ordenando la retirada de las tropas francesas de México.
Siguieron las batallas hasta que el 15 de mayo.
Maximiliano entregó la plaza de Querétaro a Mariano Escobedo, y fue
hecho prisionero junto a Miramón y Mejía. El 19 de junio tras un
juicio sumario por quebrantar las Leyes Internacionales, la Soberanía nacional
y el Tratado de la soledad, fueron fusilados la mañana del 19 de junio, a pesar
de que hubo diferentes intervenciones de varios personajes que intentaron
salvar la vida del Emperador, fueron fusilados en el cerro de las campanas de
Querétaro.
¡Buena Suerte!
(NOTA ESPECIAL) Mis señora Madre Consuelo Servín
Andrade: nos relataba que su papá Don Joaquín Servín, presencio siendo niño (7
años) el fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía.
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