lunes, 28 de agosto de 2017

DESDE EL AULA

El pasado 17 de agosto se cumplieron once años de que Coatepec obtiene el nombramiento de Pueblo Mágico, motivo por el cual la autoridad municipal organiza una serie de eventos para celebrar tan importante acontecimiento, mismos que a decir de muchos, fueron deslucidos y resultado de una mirada corta, marcadamente doméstica.


En efecto, el 17 de agosto de 2006 Coatepec es incluido en el selecto grupo de ciudades que reciben el distintivo de Pueblo Mágico, sobre la premisa de poseer características del pasado indígena, de la etapa colonial, o bien porque promueve la conservación de sus tradiciones ancestrales. A más de considerar el entorno físico, su otorgamiento se entiende como un reconocimiento a los habitantes de dichas ciudades por conservar su acervo cultural.

El propósito del programa estriba en posicionar sitios turísticos alternos, complementarios para ampliar la oferta turística hacia el interior del país con opciones frescas y abundantes en contenidos históricos – culturales. Vivir en un Pueblo Mágico, exige promover un nuevo modelo de convivencia social, es esa la verdadera esencia del programa. Implica establecer patrones de conducta cotidianos, bajo criterios de transversalidad en temas que parecen intrascendentes pero que en conjunto determinan la diferencia, un modelo de convivencia que legitime la afirmación de “la magia está en su gente”. El comentario viene porque, sin dejar de reconocer características de los coatepecanos que les conceden cierta particularidad, la expresión muy socorrida en los discursos oficiales en el sentido de que la verdadera magia de Coatepec está en su gente, deviene en una afirmación abstracta que amerita una reflexión reposada en aras de la objetividad y la autocrítica.

Lo invito a que juntos hagamos un ejercicio de reflexión:

Sacar el perro a pasear para que deje sus heces en parques y banquetas, no separar la basura o sacarla un día antes de que pase el carro recolector, estacionarse en doble fila o en lugar prohibido, no mantener limpio el frente de nuestras viviendas o negocios, que los ciudadanos soliciten ante la autoridad dispensas a la ley y el servidor público las otorgue a cambio de beneficios extralegales, o que diga por ejemplo: “tu trámite de subdivisión no procede conforme a la ley pero si me das catorce te lo autorizo”; el que los agentes de tránsito acechen al visitante para literalmente atracarlo, el que las corporaciones policiaca falten al deber de proteger a los ciudadanos, agotar una jornada en el ocio y la improductividad; estos comportamientos y muchos más ¿qué de magia tiene? ¿Podemos sentirnos orgullosos de ellos? ¿Ese es el nuevo modelo de convivencia?


En cambio, si los prestadores de servicios se esmeran en la calidad, el ciudadano común cuida su entorno inmediato y la autoridad ciñe sus actos a la ley, si todos coordinamos esfuerzos para que a golpes de cordialidad nuestros visitantes queden invitados a regresar, entonces estaremos avanzando en la dirección de establecer ese modelo de convivencia e interacción que los legitime en el distintivo Pueblo Mágico.

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