DESDE
EL AULA
El
pasado 17 de agosto se cumplieron once años de que Coatepec obtiene el
nombramiento de Pueblo Mágico, motivo por el cual la autoridad municipal
organiza una serie de eventos para celebrar tan importante acontecimiento,
mismos que a decir de muchos, fueron deslucidos y resultado de una mirada
corta, marcadamente doméstica.
En
efecto, el 17 de agosto de 2006 Coatepec es incluido en el selecto grupo de
ciudades que reciben el distintivo de Pueblo Mágico, sobre la premisa de poseer
características del pasado indígena, de la etapa colonial, o bien porque
promueve la conservación de sus tradiciones ancestrales. A más de considerar el
entorno físico, su otorgamiento se entiende como un reconocimiento a los
habitantes de dichas ciudades por conservar su acervo cultural.
El
propósito del programa estriba en posicionar sitios turísticos alternos,
complementarios para ampliar la oferta turística hacia el interior del país con
opciones frescas y abundantes en contenidos históricos – culturales. Vivir en
un Pueblo Mágico, exige promover un nuevo modelo de convivencia social, es esa
la verdadera esencia del programa. Implica establecer patrones de conducta
cotidianos, bajo criterios de transversalidad en temas que parecen
intrascendentes pero que en conjunto determinan la diferencia, un modelo de
convivencia que legitime la afirmación de “la magia está en su gente”. El comentario
viene porque, sin dejar de reconocer características de los coatepecanos que
les conceden cierta particularidad, la expresión muy socorrida en los discursos
oficiales en el sentido de que la verdadera magia de Coatepec está en su gente,
deviene en una afirmación abstracta que amerita una reflexión reposada en aras
de la objetividad y la autocrítica.
Lo
invito a que juntos hagamos un ejercicio de reflexión:
Sacar
el perro a pasear para que deje sus heces en parques y banquetas, no separar la
basura o sacarla un día antes de que pase el carro recolector, estacionarse en
doble fila o en lugar prohibido, no mantener limpio el frente de nuestras
viviendas o negocios, que los ciudadanos soliciten ante la autoridad dispensas
a la ley y el servidor público las otorgue a cambio de beneficios extralegales,
o que diga por ejemplo: “tu trámite de subdivisión no procede conforme a la ley
pero si me das catorce te lo autorizo”; el que los agentes de tránsito acechen
al visitante para literalmente atracarlo, el que las corporaciones policiaca
falten al deber de proteger a los ciudadanos, agotar una jornada en el ocio y
la improductividad; estos comportamientos y muchos más ¿qué de magia tiene?
¿Podemos sentirnos orgullosos de ellos? ¿Ese es el nuevo modelo de convivencia?
En
cambio, si los prestadores de servicios se esmeran en la calidad, el ciudadano
común cuida su entorno inmediato y la autoridad ciñe sus actos a la ley, si
todos coordinamos esfuerzos para que a golpes de cordialidad nuestros
visitantes queden invitados a regresar, entonces estaremos avanzando en la
dirección de establecer ese modelo de convivencia e interacción que los legitime
en el distintivo Pueblo Mágico.
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