Editorial
Sin
duda una de las experiencias más gratificantes es dar de lo propio, la de ser
compartido. En lo más íntimo queda una sensación de paz y se adquiere un
sentido de transcendencia al sentirse útil. La generosidad se materializa en el
momento de donar a quien lo necesita, es un acto de amor, sí también de
solidaridad, de bondad, pero fundamentalmente es un acto de libertad, pues de
no ser así, si se obedece a una instrucción, consigna o se responde a presiones
ajenas, se convierte en un acto de extorsión que va contra la voluntad propia.
Dar, solo tiene sentido si se comparte lo propio, porque hay quienes,
ostentosamente, buscan lucirse y quedar bien con lo que no es suyo, esta práctica
es muy común entre la clase política, aunque no es privativa de ella. Hay
quienes dan de lo que les sobra, está bien, tiene su mérito. También hay quien
comparte de lo poco que tiene y necesita para sí, es de mayor reconocimiento.
Recordemos un pasaje maravilloso contenido en el, para muchos libro de la
humanidad, que refiere a una anciana que con humildad y discreción ofrece una
moneda de escaso valor a la par que un farsante escandalosamente arroja varias
monedas criticando lo modesto de la donación de la anciana, a lo que el dueño
de la verdad, acota: “ Es cierto lo que les digo, esta humilde anciana ha dado más
que le hombre de la ostentación, porque éste dona lo que le sobra, mientras aquella
ha dado lo único que tenía”. En el mismo libro se recomienda discreción en la
acción de dar: “Lo que tu mano derecha dé, que no lo sepa tu mano izquierda”,
dice.
En
esta línea de pensamiento se configura un marco para la reflexión sobre la actitud
del pueblo mexicano frente a los embates de la naturaleza, un gran espíritu
solidario, generosidad a toda prueba, entereza y decisión, es lo que ha
demostrado de manera heroica sin reflectores, sin esperar nada a cambio tan
solo por el goce íntimo de la satisfacción de ayudar. Pero también vale la
reflexión sobre la actitud de los partidos políticos que de súbito se
manifiestan en una, “generosidad” inusual, que genera suspicacia y sospecha,
cuando se dicen dispuesto a donar, ante las desgracias que sufre el país por
los fenómenos naturales, y luego de la presión social, el 100% del financiamiento
público que recibe, con lo cual, lejos de reivindicarse ante la sociedad,
abonan a su propio desprestigio, porque amen de los daños colaterales que tal
acción inevitablemente ocasionaría en la especie, se trata de un acto de
populismo político, mas no de generosidad. Es demagogia pura, ofende a la inteligencia
más elemental la rebatinga por el pastel electoral, por congraciarse frente a
una ciudadanía escéptica, frente a un pueblo lastimado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario