martes, 26 de diciembre de 2017

Serendipia Por Sergio Jimarez

“El mundo está lleno de cosas obvias
que nadie por casualidad observa jamás.”
Arthur Conan Doyle

Los rayos X es un tipo de radiación electromagnética capaz de atravesar cuerpos e imprimir películas fotográficas; estos rayos son formados a nivel atómico cuando los electrones se desaceleran liberando energía y se llaman rayos X porque en el momento de su descubrimiento no se pudo determinar su origen ni lo que eran. En 1895 el físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen, estudiaba el fenómeno de la fluorescencia que producían los rayos catódicos en el tubo de Crookes (dispositivo algo parecido a una lámpara fluorescente), notó que al cubrir el tubo con un cartón se emitía un pequeño resplandor que atravesaba el cartón, supuso era un tipo de radiación, dedujo que esta radiación podía atravesar otros tipos de cuerpos, probó colocando varios objetos frente a la fuente de radiación con ayuda de su esposa y vio los huesos de su mano proyectados sobre la pared; luego hizo la prueba con una placa fotográfica y la mano de su mujer quedo impresa como la primera radiografía del mundo.
Una onda electromagnética es un tipo de energía invisible de mucha energía, ejemplos de estas ondas son las ondas de radio que pueden llevar información por varios kilómetros, los rayos ultravioleta provenientes del sol que pueden dañar la piel, o las microondas de un horno que son capaces de alterar las moléculas de agua generando calor en los alimentos; estas últimas fueron descubiertas por azar.
Unas de las primeras aplicaciones de las microondas fueron en la segunda guerra mundial cuando se usaban magnetrones (generadores de microondas) para detectar ondas de radio provenientes de comunicaciones del enemigo. Durante esta época un ingeniero llamado Percy Spencer hacía pruebas con los magnetrones y se dio cuenta que el caramelo que llevaba en su bolsillo se había derretido, imaginó que la radiación había calentado su dulce y para comprobarlo usó unos granos de maíz palomero y en unos segundos estos reventaron en palomitas; siguieron las pruebas con más alimentos y se alentó a que este descubrimiento se utilizara para inventar lo que ahora se conoce como horno de microondas.
En la antigua Grecia existió un científico que en la actualidad sigue siendo referencia en la ciencia, entre otras cosas al principio de flotación que lleva su nombre. Arquímedes fue elegido para resolver un problema del monarca Hierón II de Siracusa, este rey solicitó que le fabricaran una corona pero el día de su entrega dudó que fuera hecha de acuerdo a sus especificaciones en cuanto a la cantidad de oro y plata empleada; al plantearle este dilema a Arquímedes empezó a analizar la forma en que haría este trabajo ya que no podía dañar la corona y mucho menos fundirla para determinar su volumen, agobiado por la problemática decidió tomar un baño y al meterse a su tina observó que se desbordó el agua, un instante después salió corriendo de su casa gritando emocionado porque había hallado la manera de determinar el volumen de la corona y con esto saber si se habían empleado las cantidades correctas de oro y plata. Al sumergir un objeto en agua, esta genera un empuje que se traduce en cierta cantidad de agua desplazada, que es igual al volumen del objeto sumergido, entonces, al conocer las densidades de los materiales con se fabrica se puede conocer con exactitud los volúmenes utilizados en la fabricación del objeto.
Como se puede apreciar, muchas veces los descubrimientos científicos no se hallan tras eternas horas de estudio, aparecen disfrazados de cotidianeidad en un momento y lugar muy particular; además de los que se han citado, existen muchos ejemplos más como el descubrimiento de la penicilina después de un descuido de Alexander Fleming que el día de hoy ha ayudado a que la esperanza de vida en el humano aumentara considerablemente o el descubrimiento del cometa Shoemaker-Levy 9 que fue captado mientras se fotografiaba el planeta Júpiter, gracias a esto se determinó que este enorme planeta sirve como defensa contra asteroides y meteoritos que pudiera estrellarse en la tierra.
La ciencia nos regala grandes cosas a través de mentes privilegiadas, trabajo exhaustivo de hombres y mujeres incansables, numerosas fallas en laboratorios e incluso cobrando precios muy altos en la salud y vida de sus protagonistas; y como una divertida ironía también los otorga conocimiento sin esperarlo, como un obsequio a las personas que en su nombre hacen grandiosas contribuciones.



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