lunes, 26 de febrero de 2018

CERCA DEL CIELO - Por: José Ramón Flores Viveros

Grandes escaladores del cielo, pero… El primero y el último de nuestros amores es el amor propio. 
Anónimo. 

Este fin de semana visité a un amigo que se recupera satisfactoriamente de una intervención quirúrgica: Fermín Torres. Con él se encontraba Manolo Pérez, amigo que admiro y respeto mucho. De manera espontánea y natural Fermín me presentó con sus hermanas y cuñado como el mejor alpinista de Coatepec, algo que agradecí profundamente, no puedo negar que me sentí como pavorreal, el ego es una criatura insaciable y traicionera. Sin embargo cuando me preguntaron al respecto, les agradecí mucho sus expresiones, pero también reconocí con sinceridad que no lo creía así. Les platiqué de dos escaladores coatepecanos con condiciones extraordinarias de valor y arrojo, que no dudo que hubieran realizado cosas importantes en montañas del país y en el extranjero. Definitivamente con características fuera de serie, tuve oportunidad de verlos en acción en alta montaña. Lamentablemente desde mi punto de vista, les falto disciplina en el entrenamiento diario y mantenerse lejos de seducción de la fiesta y el desvelo. Desvelarse es mortal para la práctica de cualquier deporte.

Sin afán de balconear a uno de ellos, recuerdo que cuando se suponía que se estaba preparando para subir el Huascaran de Perú, lo encontré una mañana, en completo estado de ebriedad en grata compañía. Estos placeres se tienen que evitar, no es fácil, pero hay que hacerlo. Recuerdo que alguna vez el alpinista internacional Héctor Ponce de León me dijo: “Ramón, si preparándose a conciencia, se sube la montaña en condiciones físicas y emocionales de verdad penosas, imagina que lo que la montaña te puede hacer, si no haces una buena preparación”.

También comenté que tuve la suerte de contar con el apoyo de la familia, de los medios informativos, quienes generosamente difundieron ampliamente mis ascensos. Esta charla me ha hecho recordar, que tuve la gran fortuna de contar con la ayuda moral, pero principalmente económica de mis padres, hermanas, de amigos, autoridades deportivas. Los medios de comunicación, jamás podre olvidar, la generosa cobertura y difusión que realizaron de mis ascensos. Sin todo esto jamás y nunca hubiera podido salir a escalar al extranjero.

Pensar que se es absoluto en lo que se hace es ingratitud pura. Siempre se necesita de la ayuda de los demás. En la foto de cumbre solo aparecen algunos, quienes se convierten en protagonistas. Pero jamás se debe olvidar el trabajo de quienes no salen en las gráficas.

Es como las películas, los actores son los famosos. Sin dejar de reconocer su capacidad y talento, sin el trabajo de los directores, de los técnicos, de quienes invierten su dinero, etc. Sin todo esto no existirían los actores. Algunas veces nos toca ser actores y otras estar detrás de cámaras. Pero jamás debemos de pensar que somos los mejores, ni mucho menos sentirnos indispensables.

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