lunes, 26 de febrero de 2018

REFLEXIONES Por: Héctor Hernández Parra


Para los coatepecanos la figura de María Enriqueta Camarillo representa una referencia en nuestras vidas, en nuestro origen.

Estamos conmemorando el cincuentenario del fallecimiento de la insigne coate pecana, para lo cual instituciones y agrupaciones han conjuntado esfuerzos para estructurar un programa con diversas actividades. Charlas, lecturas, muestra fotográfica, conciertos, convivencias.

A través de la crónica relacionada con la correspondencia que María Enriqueta sostuvo con varias personas, volvemos a descubrir aquellas vivencias.

Indiscutiblemente, al leer o escuchar aquellos textos afloran elementos característicos de su estilo, bello, romántico, fino y delicado.

Presente la nostalgia por Coatepec, por sus familiares y el cariño por la Patria, tan necesaria en su cotidiano existir, en todos los rincones geográficos en los que tuvo necesidad de habitar.

Para nosotros, la muestra fotográfica nos conduce a un viaje que nos permite situarnos en los distintos momentos de la atmosfera vivencial.

Volvemos a percibir lo acontecido en aquella tarde fría de febrero de 1968, cuando aquel ataúd recorrió algunas calles coatepecanas acompañado por una multitud que despidió emocionada a su hija predilecta, algunos consideramos aquella fecha como la llegada a la inmortalidad literaria.

Cómo olvidar aquella ceremonia concelebrada en la parroquia de San Jerónimo presidida por don Juan Manuel Martín del Campo, por don Bernardo Villarreal, quien tuvo la encomienda de pronunciar la homilía, en compañía de don Benjamín Ayala, don Adalberto Gómez Delgado y el padre Javier Santos.

Finalmente fue proyectado un video que contiene una recopilación de imágenes, sonidos y poesías para preservar y cultivar el recuerdo de María Enriqueta Camarillo y Roa, insigne poetisa y novelista genial.

Contacto hectorhernandezparra77@gmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario