Inteligencia Artificial (I.A.)
Por: Sergio Jimarez
Desde la invención de ábaco, el hombre ha llevado consigo una herramienta tecnológica para facilitar su trabajo, desde anudar cuerdas para contar a procesar ecuaciones complejas en computadoras; las máquinas han resuelto muchos problemas del ser humano, sin embargo, y a pesar de que el hombre ha sido el creador de todas estas máquinas, nos hace pensar que tal vez un día estas computadoras puedan mejorarse a sí mismas o incluso, de algún modo, inventar por su cuenta nuevas máquinas; que pudieran rebelarse en contra de su creador y terminen dominando el mundo, todo esto dejando volar mucho la imaginación. Tal vez es un enfoque pesimista y la complejidad del tema daría paso a miles de opiniones y teorías que sólo se comprobarían al paso de los años.
En 1952, Isaac Asimov publicó su obra llamada “Runaround”, una novela de ciencia ficción que habla sobre robots y en donde expone las tres reglas de la inteligencia artificial. Básicamente establecen que un robot no puede dañar a su creador, deben ser obedientes siempre y proteger su propia existencia anteponiendo la seguridad del humano. Estas ideas son expresadas dentro de un contexto donde los robots forman parte de la realidad y desarrollan actividades tal y como las harían los humanos, donde existen lazos entre los dos, además de que la inteligencia artificial es un hecho en el que los robots cuentan con identidad propia y emulan muchos de los sentimientos y actitudes humanas. Los robots como creación de hombre deberían ser un beneficio para la humanidad como tal y no sólo a su creador, es por eso, y bajo el mismo contexto literario, que después se estableció la ley cero, dicha ley dice que un robot debe procurar a la humanidad y no permitir que sufra daño.
Estas leyes y los aspectos relacionados con la inteligencia artificial en la obra de Asimov puede que sean por el momento producto de las fantasías del autor, sin embargo, no podemos dejar de lado el hecho que es racional verlo de esa manera, con el paso de los años tal vez sean los principios que rijan la convivencia de los humanos con las máquinas.
Resulta complicado decir si falta mucho o poco para que la inteligencia artificial dé el paso a construir un aparato lo más parecido a una persona en el sentido de “pensar” por sí sola; hoy en día existen sistemas capaces de mantener una conversación coherente, también ya existen dispositivos robóticos que simulan el andar de un humano, la capacidad sobre el manejo y tratamiento de información es también un aspecto importante porque aunque una computadora no es capaz de realizar las funciones de un cerebro, sí es capaz de mantener intacta una cantidad de información muy superior.
La ciencia ficción nos entretiene, en algunas ocasiones nos enseña pero sin duda siempre nos hará imaginar qué es lo próximo que veremos, al parecer, la imaginación y la capacidad del hombre no ha mostrado un límite. Los libros de estos autores se han vuelto nuestra ventana al futuro, sumergirnos en una lectura es asomarnos a un mundo donde la imaginación no hace distinción en la realidad, donde la única limitante es cerrar el libro.
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