lunes, 16 de abril de 2018
DESDE LA FINCA - Por: El Cortador
Ciclos y repeticiones.- A la hora de compartir el bastimento en el cafetal, los campesinos hacen una pausa en las labores de chapeo. Uno de ellos se adelanta a hacer la lumbre donde calientan los tacos, que las mujeres se levantaron a prepararlo desde muy temprano. La leña abunda en la finca pues las fuertes lluvias con vientos, han tirado ramas de los árboles que llenas de tenchos, lirios, paxtle y corrihuela, se apesantan con el agua y se vienen al piso. También uno que otro árbol viejo que sus raíces ya no pudieron sostenerlo, abastecen de suficiente leña para la fogata de medio día y también para el bracero de los jacales que nunca debe faltar. La reunión alrededor del fuego equivale a un ritual donde se comparte, además de la comida, las anécdotas y los relatos. Todos ponen al centro su morral del bastimento, que contienen deliciosas viandas propias de la región cafetalera: tacos de quelites guisados en su jugo con cebolla, gorditas picadas de frijol, nopales con huevo, enchiladas rojas dobladas rellenas de frijoles, tacos de palmitos en salsa verde ahora que los izotes están floreando. No falta quien saca un puño de chiles conguitos recogidos en la misma finca, agua fresca del calabazo y un farolazo de aguardiente de Mahuixtlán. Con singular alegría saborean y resoplan por lo picante de los chiltepines que los hacen sudar. Un buen trago y un “delicado” sin filtro, coronan este ritual de vida. Como si esperaran la sobremesa de la tertulia para abordar lo que quieren saber, tras un franco eructo, le preguntan al viejo soberano de los cafetales, al sabio de las fincas cuyas canas contienen más sabiduría que un tratado de filosofía: “¿Ya te visitaron los candidatos abuelo?”… A lo que el venerable de las laderas, luego de limpiarse la boca con húmedo pañuelo que alguna vez fue rojo, contesta: “No. Todavía no llegan por acá. Ya empezaron a recorrer los municipios pero siempre empiezan por lo más poblado. Las zonas rurales las deja a lo último y a veces ni las visitan. Ya sabemos cómo es esto. Muchísimas veces hemos oído discursos y promesas que rara vez benefician al campesino. Algunos traen buenas voluntades, pero una vez que llegan, no son autónomos, sus partidos les dictan qué deben gestionar o aprobar; detrás de todo eso hay interese muy bien definidos. Ya sea de grupos o para beneficiar a los que los llevaron al poder”. Remojándose la garganta de vez en cuando con un “farolazo” de caña, y viendo que todos esperan saber más; con la elocuencia de un tribuno, continúa: “En política también hay decadencia de valores. Así como en las familias y en las personas, actualmente es notorio que los valores se están perdiendo también en los políticos. Si no, volteen a ver los últimos dos sexenios del estado. Nos dieron una clara muestra de lo que es ser bandido, corrupto ladrón ambicioso, mentiroso, hipócrita, falso, prepotente, valemadres, descarado, cínico y desgraciado. ¿Dónde quedó la honestidad, el trabajo y el servicio? Por eso están tan desprestigiados los partidos y los políticos, y a veces pagan justos por pecadores. Vemos a gente que se vendió como honorable y nos decepcionaron. Entre ellos varios paisanos que creen que no se sabe de sus raterías”… El sol les indicaba que se había acabado la pausa para “el racho” y debían continuar con las labores que desde hace dos siglos realizan para hacer florecer a los cafetales y propiciar su fruto. En silencio volvieron a tomar azadones y machetes, y la finca se volvió a inundar de sonidos rítmicos de acero y madera, de silbidos y chapeo, de viento ruidoso y de hojas aplastadas por firmes pisadas… Los ciclos continúan…
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