lunes, 18 de junio de 2018
DESDE LA FINCA Por: El Cortador
Ciclos y acontecimientos.- Llegaron las lluvias a la finca y los cafetales lucen relucientes, cargados de flor que ya empieza a despuntar en algunas zonas bajas. Con los calores que han hecho, que marcan el fin de la primavera, se augura una buena cosecha porque el clima ha sido generoso. Sol y agua, elementos elementales para que la generosa tierra proporcione a las planas lo necesario para una buena producción. Pareciera que las estaciones influyen también en el estado de ánimo de la gente. Los campesinos comentan que el sol ha estado muy fuerte y quema más que antes. Los ciclos agrícolas se cumplen con exactitud, a pesar de que hemos dañado a la naturaleza. Huele a tierra mojada y se respira la fresca humedad. El viejo campesino curtido por muchos cierzos y fuertes vendavales, silva alegremente complementando el canto de las aves y el zumbido de las chicharras, pareciera que la proximidad del verano lo vitaliza al igual que a las matas de café y a los árboles. ¿Qué significa el verano abuelo, además de calores y aguaceros?... El sabio conocedor de las estrellas y pragmático del monte, pareciera que esperaba la pregunta. Enfunda la moruna, se quita el sombrero para secarse el sudor con una reverencia que denota el respeto a la existencia, y se arranca: “El solsticio de verano, entra el 21 de junio; durante muchos siglos ha sido una fiesta de mucha importancia para los pueblos antiguos, que después la iglesia tomó, como tantas otras y rebautizó como San Juan Bautista, o lo que conocemos como la Noche de San Juan. Tiene un importante componente mágico. El sol es el elemento fuego y representa el comienzo de la época más fértil, donde todo se renueva. Es la abundancia, la belleza de la tierra y el poder de la luz. Es un tiempo especial para mirar internamente a las semillas que hemos plantado los meses previos y para retomar los proyectos que se han dejado pendientes. Un tiempo de celebrar la cosecha por venir. La celebración del Solsticio de Verano es tan antigua como la misma humanidad. Tradicionalmente era un momento de purificación, protección, fertilidad, salud y vida…” Los campesinos suspendieron momentáneamente sus faenas para poner atención a tan maravillosos relato que encierra la sabiduría de nuestros pueblos antiguos, la cual era transmitida de boca a oído, es decir, la cultura oral aderezada con la magia y la tradición que cada zona. El venerable coadjutor, continúa: “Las fiestas solares en las culturas precolombinas también estaban estrechamente ligadas a las estaciones del año, a las cosechas y a las riquezas de la tierra. Los ritos estaban determinados por los movimientos aparentes de partida y retorno del sol. Desde tiempos remotos se han determinado los días del año que tienen la misma duración (los equinoccios) los días marcan el final del camino de ida o vuelta del sol (los solsticios), a partir del cual los días comienzan a hacerse más largos o más cortos. Este suceso marca para el hemisferio norte el momento en donde más energía solar tenemos. El sol es la vitalidad de nuestro Universo. De ahí viene la vida de nuestro planeta. Conectar con la energía solar de forma balanceada nos trae salud”… el bohemio calló, ningún acento profanó el sentimiento… el viejo campesino se retiró caminando lentamente portando su oloroso puro en la boca, tabaco equivalente al incienso prehispánico que ahuyenta, mosquitos, culebras… y malas vibras…
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario