Desde el descubrimiento del fuego, el hombre ha sido capaz de manipular los medios de la naturaleza para su beneficio haciendo al mismo tiempo la creación de la tecnología, un concepto que alude al ingenio y la aplicación directa de la ciencia, tanto para resolver problemas como para hacer más cómoda la vida.
El crecimiento y progreso de la tecnología ha aumentado exponencialmente en los últimos años, si hacemos una comparación, puede que las aplicaciones tecnológicas son mayores desde el inicio de la informática que desde la primera vez que se fundió un metal; la era de la computación en la que vivimos actualmente nos pinta un futuro casi automatizado en el que seremos sólo espectadores de un tipo de sociedad robótica donde tendremos al alcance la realización de las tareas cotidianas a través de un “clic” o de un botón en nuestros teléfonos inteligentes.
Hoy el internet es una de las principales herramientas para el desarrollo de la sociedad, el tráfico de información permite las interrelaciones de los humanos aunque nos encontremos en extremos opuestos del planeta; dicha trasmisión de datos se da de manera satelital y algunas ocasiones, mediante la infraestructura telefónica usando fibra óptica, por ejemplo.
La fibra óptica utiliza un medio de transmisión que básicamente es luz con información que recorre grandes distancias a través de un pequeño tubo trasparente, y de esto nace una pregunta, ¿Cómo es posible?
La luz puede ser “manipulada” de muchas maneras, desde el uso de una lámpara hasta para cortar acero. La “amplificación de luz por emisión estimulada de radiación” es un concepto tan común hoy en día que básicamente lo podemos apreciar en todo nuestro alrededor, particularmente en el uso de internet por medio de fibra óptica. Por su nomenclatura en inglés, el ‘láser’ (light amplification by stimulated emission of radiation), es una consecuencia de la mecánica cuántica aplicada en el electromagnetismo y óptica.
Básicamente, un láser es la emisión inducida o estimulada, para generar un haz de luz coherente tanto espacial como temporalmente, esto significa que la luz viaja de manera confinada en un espacio reducido por largas distancias y manteniendo su emisión en un rango estrecho. El funcionamiento del láser es la generación de un haz de luz por un medio eléctrico que se estimula en un espacio donde ser refleja continuamente para amplificarse, en este espacio hay un lente que permite la salida de este haz ya amplificado, resultando en el rayo láser como tal. Dependiendo de los medios que se utilicen y de la energía, el láser puede ser inofensivo, como cualquier apuntador, o llegar a ocasionar verdaderos daños como un cortador de metal.
En sus inicios, el láser fue meramente una curiosidad científica, los primeros resultados sobre la estimulación de la luz por medio de radiación no sirvieron para alguna aplicación relevante, incluso por varios años se dejó de lado. Se dice que los primeros físicos que inventaron el láser opinaban que se tenía la solución para problemas que estaban por llegar, haciendo alusión a la poca utilidad que en esos momentos tenían los dispositivos láser.
Al retomar el estudio, se pudo emplear en varios dispositivos ópticos en laboratorios científicos en los años 60´s hasta llegar a emplearse en la lectura de discos compactos, donde su comercialización se amplió considerablemente para dar paso a aplicaciones tan increíbles como detectores de altas concentraciones de energía donde se utilizan láseres del tamaño de campos de fútbol.
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