lunes, 25 de marzo de 2019

DESDE LA FINCA Por: El Cortador


Temporal con inseguridad.- Luego de casi cuatro días de no poder salir a trabajar a la finca por el temporal que se presentó justo en la entrada de la primavera, las familias del campo permanecen en sus casas cerca del fogón y aprovechan para dar mantenimiento a sus instrumentos de trabajo. Afilan machetes y hachas, remiendan costales y tenates, despalman el azadón y las cuchillas de las deshojadoras, enrollan mecates y cordeles; además de dedicar ese tiempo en conversar y hacer planes. La pertinaz lluvia cae monótona en los techos haciendo un sonido de relajante arrullo. El viejo campesino testigo de muchos equinoccios y curtido por muchos temporales, se ve rodeado en la mesa de varios nietos y bisnietos que al regreso de la escuela comparten con él un jarro de café caliente con tortillas hechas pedacitos que sopean con singular alegría. Para el viejo campesino son momentos que disfruta y los chiquillos también, lo bombardean con preguntas, sabiendo que serán objeto de amenas explicaciones del sabio prelado, que a veces hace gala de buen humor y otras refleja seria preocupación por lo que dicen las noticias. El viejo radio da cuenta de noticas que no son muy agradables y el anciano trata de que los niños no le den importancia. Sin embargo, los suspicaces mocosos, con cierta malicia y morbo, le lanzan la obligada pregunta del momento: “Abuelo, hay muchas noticias de la inseguridad y la violencia que se ha acrecentado en todos lados. ¿Cuál es la causa de todo esta situación que tiene a la gente con mucho miedo?”… El viejo patriarca de los cafetales, erudito en los delicados temas, pide otro taco de sal y manteca que enrolla con las dos manos y dándole una generosa mordida, se acomoda en su silla de paja y pone los codos sobre la mesa para reflexionar a la altura de los chamacos que esperan la sesuda explicación: “Miren niños, no hay una causa específica que haya originado todo este clima de terror que estamos viviendo. Más bien son muchos factores que se los voy a resumir en dos partes. La primera la originaron unos gobernantes ambiciosos que llegaron al gobierno por el poder y el dinero, no por el trabajo y el servicio. Esos le abrieron la puerta a la delincuencia organizada a cambio de que les financiaran sus campañas. Ya adentro, los dejaron hacer y deshacer. Permearon todas las corporaciones y se dedicaron a negocios ilegales como es la extorsión, el robo de autos, el secuestro, el cobro de piso y todas esas cosas que estamos escuchando por la radio”. La abuela, que no deja de echar tortillas al comal, le dice con voz preocupada: “No les digas todo eso a los niños, no ves que los espantas”. Los chiquillos con los ojos muy abiertos, sin dejar de tomar sus sopas, le piden que prosiga: “En segundo lugar, hay un factor muy importante que ustedes deben analizar y valorar. Se trata de la decadencia de los valores en la familia. Miren, hay nietos de la calle, sí, es decir los hijos de los niños de la calle. Esos que han crecido con carencias, con hambre, con violencia, sin padres, con fío y rencor. Esos cuando crecen, les das dinero, droga y armas, entonces tienes a unos desalmados con odio hacia la sociedad, rencor contra la gente, que no saben de compasión ni principios. Es por eso que vemos tanta saña, crueldad y salvajismo. Contra eso no se puede hacer nada ahora. No se les atendió en su momento y ahora ya nada se puede hacer. Sumen todo eso, y comprenderemos un poco el tema”. Es entonces cuando los niños se miran entre ellos, ven el cariño y la dedicación de la abuela que siempre les tiene tortillas, café y frijoles calientes, observan el trabajo del abuelo que ama la finca y a su familia, que trabaja para ellos y los guía y les da consejos. Es entonces cuando comprenden que cuando se tiene amor en familia, los valores se dan por sí mismos. No se imponen sino se sienten, se aprenden, se practican. En silencio continúan jugueteando su jarro, hasta que el más pequeño, sin pensarlo se lanza a los brazos del viejo campesino curtido por el tiempo y los recuerdos, solo para decirle; “Gracias Abuelito…”

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