La Física es una ciencia caracterizada por su complejidad, tanto por lo laborioso que resulta el trato de las matemáticas, como el popular prestigio muchas veces exagerado de los temas científicos y de sus autores; esos personajes de personalidad extravagante y de carácter impredecible. Rodeada de tantas leyendas y mitos, la física es la ciencia predilecta de los “locos”, sin embargo, también es la encargada de descifrar los secretos tan celosamente guardados del universo mismo; la belleza que expresa en forma de matemáticas es comparable con una expresión artística.
Uno de los personajes más representativos de la Física es Albert Einstein, un científico de origen alemán que propuso, entre otras cosas, la Teoría de la Relatividad, que fue uno de los mayores descubrimientos de la era moderna de la física. La historia de este físico habla de su genialidad en cuanto a la ciencia, su actitud de política antibélica y de la ética como canal de comunicación universal de la ciencia. Así mismo, su vida cotidiana no fue tan distinta a la de cualquier otro, entre sus defectos se encuentran el hecho de haber sido una persona autoritaria y de poca paciencia, defectos como cualquier otro.
Esto viene a colación debido a una pequeña leyenda que se cuenta dentro de la comunidad de físicos de México: Se dice que los investigadores mexicanos Alberto Barajas Celis y Carlos Graef Fernández tuvieron la oportunidad de trabajar en un tema de gravitación en la época en que Einstein publicaba su teoría gravitacional, aunque de manera paralela. Estos investigadores tuvieron una reunión para aclarar ciertos puntos de ambas teorías dando a entender un posible error en la relatividad; Einstein al escuchar el señalamiento sólo se levantó de su silla y corrió a los colegas.
La realidad de este hecho dista mucho de la verdad, sin embargo, cabe recalcar los hechos que llevaron a esta situación: Los científicos mexicanos trabajaban en una teoría propuesta por el científico estadounidense George David Birkhoff, con la cual se proponía una explicación alterna a la gravitación de Einstein, si bien, la teoría no fue errónea, se dejó perder en el olvido y desuso. Recordemos que en la física, el conocimiento es acumulativo y llegan conceptos más generales que abarcan a los particulares. El otro punto fue que sí existió esta reunión aunque sólo entre Graef y Einstein pero la plática que sostuvieron fue más bien cordial para intercambiar puntos de vista sobre las dos teorías pero que Einstein sostuvo desde el principio que el trabajo del mexicano (y de Birkhoff) era un retroceso en el avance de la física; tal vez los puntos de vista dispares fue lo que ocasionó que se jugara al “teléfono descompuesto”.
Por último, la filosofía de la ciencia es la parte en que el conocimiento se deja ir con mayor soltura, permite que los raciocinios se ubiquen en la mejor posición para dar paso al conocimiento; por ejemplo, que a lo largo de la historia, la luz no se ha compuesto de lo mismo, al principio eran partículas, luego una onda y al final los dos; que la electricidad y el magnetismo fueran cosas separadas, la forzosa idea de la materia y la energía oscura para que puedan ser válidas muchas teorías, etc.
El trabajo de estos dos mexicanos fue muy importante en el desarrollo de la ciencia mexicana y de la física internacional, tal vez, la difusión y las características de los personajes protagonistas no fue lo suficientemente fuerte para que sus ideas tuvieran mayor alcance, hoy en día, conocer un poco más de ellos (y de esas leyendas) nos acerca a descubrir, despierta nuestra curiosidad y nos hace querer saber quiénes fueron Sandoval Vallarta, Sotero Prieto, García Colín, Nabor Carrillo, por decir algunos. México ha tenido grandes personajes de la física y de ciencia en general, el mejor homenaje que podemos hacerles es conocer un poco de ellos.
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