lunes, 29 de abril de 2019

DESDE LA FINCA Por: El Cortador



Calores y miel.- Los sofocantes calores de primavera ya se han hecho presentes en la finca. La tierra se ve seca y las matas de café y los árboles, en plena floración, ya necesitan del agua que les llena de vida. El mantenimiento de la finca se realiza de acuerdo a la etapa del ciclo. Los campesinos aplican su conocimiento para estimular a la finca y a la misma tierra. Hacen su trabajo con cariño pues es su forma de vida y subsistencia. A la sombra de un frondoso jinicuil, hacen una pausa y pelan unas naranjas que los revitalizan. En esa pausa aprovechan para charlar pues hay mucho que comentar: que la inseguridad y la violencia que aquejan a estado, que el Día de la Tierra, del trabajo, del niño y de la cruz. El viejo filósofo de las melgas, el campesino curtido en la fragua del tiempo y el trabajo, observa y escucha con especial curiosidad algo que acapara su atención: son abejas. Sin esperar ninguna pregunta, empieza a lucubrar como si estuviera frente a un numeroso auditorio: “La sabiduría de las abejas constituye el más claro ejemplo de trabajar en equipo para obtener beneficios: eficientes, virtuosas y triunfadoras. Las abejas son modelos de vocación de servicio y de trabajo fecundo, eficaz, higiénico y de perfección inigualable. Cumplen con eficiencia su labor sin importarles reconocimiento alguno. Tienen un férreo sentido de pertenencia y participan activamente, con entusiasmo inusitado, aportando soluciones a los problemas que se susciten en el interior de su organización. La tarea la llevan a cabo en provecho de la comunidad; jamás en favor individual. Conocen sus metas, ordenan sus procesos productivos y cooperan con todas sus fuerzas para el logro de sus objetivos. Con diligencia, compromiso y entrega, ordenan su propia cultura organizacional, comprendiendo sus necesidades y reconociendo el entorno en que maduran sus procesos de producción de cera y miel, el más exquisito alimento natural, de perfección inigualable. Permanecen muy juntas en el invierno para compartir el calor corporal y conservar el calor ambiental. Tienen perfecto control y orden en sus movimientos, en la defensa y en el ataque, el cual es efectuado solo en búsqueda de la preservación individual o de la especie. Una obrera, ajena a cualquier egoísmo, reconoce a la otra como parte fundamental del proceso productivo y respeta su labor”... Con las manos callosas, parte otra naranja en gajos, la cual disfruta con singular alegría. Sin esperar comentarios, continúa: “Edifican a perfección sus recintos de habitación. Sus lugares de trabajo son diseñados con estándares superiores de alta ingeniería. Los panales y colmenas constituyen obras de un virtuosismo arquitectónico que sorprende por sus maravillosos diseños y finos acabados, en los cuales no se descuida ningún detalle. Cuando es conveniente, pueden derribar parte de un panal y reedificarlo mejor. Las obreras han sido provistas por el Creador de las herramientas necesarias para obtener los más elevados niveles de productividad en sus trabajos de elaboración de cera y miel. Tienen una trompa larga que les facilita la labor de extraer el polen y poseen cestas para transportarlo, una vez que lo han recogido de las flores. Están equipadas de cámaras especiales para producir cera. El proceso de producción apícola es de total calidad. Es limpio, ordenado y productivo como ningún otro en la naturaleza. Además, las abejas inician su gran trabajo de polinización en los cultivos y trasladan en sus cestas, el polen a las colmenas. Por medio de un proceso de salivación intenso solidifican el polvillo fecundante obtenido en la parte de la flor donde se hallan contenidos los órganos de reproducción de las plantas. Después lo almacenan en los panales. Allí, generan un proceso de excelente aireación u oxigenación mediante su incesante aletear. Aún en reducidos espacios, producen óptima miel en cantidades abundantes. Aquí se reconoce la práctica de la sabiduría salomónica: ‘El trabajo duro aumenta las ganancias’. Gracias a las abejas, hay floración, hay producción y hay vida”… El silencio reinó, como si estuvieran absortos por tanta sabiduría… de las abejas…

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