El día primero de mayo se recuerda en muchos países el Día del Trabajo. La fecha alude a una protesta laboral ocurrida en Chicago en 1886 y la ejecución de cinco trabajadores y otros tres apresados de por vida, que trajo como consecuencia la reducción de la jornada laboral a ocho horas. Curiosamente, en Estados Unidos, donde se produjo la represión de los dirigentes obreros, el día no es feriado.
México está lejos de un sindicalismo que vele por los trabajadores. Ya sea en el sector público o en el privado, las organizaciones gremiales anteponen intereses económicos y políticos antes que los derechos laborales. El sindicalismo mexicano más que ser una contraparte que vele por los derechos de sus afiliados ha entregado el porvenir de millones de trabajadores para proteger a los empleadores e incluso a las cúpulas políticas del país.
La tragedia se repite en todos los sectores: los trabajadores de la educación, petroleros, de la salud, entre otros, toman las calles para denunciar malos manejos, opacidad, falta de transparencia, arbitrariedades y hasta hostigamiento por parte de líderes sindicales e incluso de instituciones gubernamentales.
Casi en extinción, los sindicatos han sido utilizados para solapar a gente que exige mucho y que hace todo lo posible por no hacer nada. Han servido para enriquecer a líderes corruptos y como trampolín político para cargos de elección popular.
En México se carece de cultura laboral, el empleado trabaja por tiempo y no por objetivos; se le da más importancia a la presencia que a los resultados.
Por otra parte los gobiernos cada vez van reformando las leyes para ir eliminando los derechos de los trabajadores. Es por eso que el Día del Trabajo se contempla como una gran oportunidad para protestar en diversas formas: manifestándose, a través de desfiles, realizando marchas políticas para hacer oposiciones en este tema. En administraciones pasadas, incluso, se suprimieron.
Algunos de los objetivos prioritarios de este tipo de manifestaciones es hacer valer su presencia como capital político, sirven para transmitir las peticiones del pueblo, se convierten en un espacio para que la clase obrera y los sindicatos manifiesten sus inconformidades ante las autoridades, todo ello en rechazo a su política, leyes del trabajo y reformas estructurales que van en contra de sus intereses, sumado a la demanda de mejores condiciones laborales.
Sirva este día para valorar la importancia de tener trabajo, realizarlo con orgullo, dignidad y amor.
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