martes, 6 de agosto de 2019

Columna 33 Por: Carlos Lucio Acosta



El periodismo no sólo es crítica y lisonja, sino también prudencia, manipulación y veracidad; define el periodista Froylán Flores y Cancela, Director general del semanario Punto y Aparte, referente del quehacer político y cultural de Veracruz.

El político y el periodista tienen su lado flaco. Todos poseemos debilidades y fortalezas, aciertos y errores, sabiduría y desconocimiento, avances y retrocesos, el alfa y la omega, el primero y el último, el yin y el yang, lo oscuro y lo luminoso, las dos fuerzas opuestas del universo, el día y la noche, forman parte sustancial de la condición humana, del yo y mi circunstancia.

El lado más sensible del político aparece cuando pierde la confianza del electorado por decisiones mal tomadas, y el lado más peligroso del periodista cuando pierde la credibilidad de sus lectores potenciales. De alguna manera siempre vamos de la mano sobre el filo delgado del riesgo, de la aventura, del ‘a ver qué pasa’, del ‘tal vez a mí no me toque’, del ‘yo soy más fregón que los anteriores’, subraya el subdirector general del Diario de Xalapa. El periodismo es arte, tecnología y ciencia, no es cuestión de nombres o firmas, sino de contenidos conscientes. No se trata de publicar lo que el director quiere, sino lo que demanda el lector. Charles Darwin plantea en “El origen de las especies por la selección natural”, que sólo sobreviven los que se adaptan a los cambios.

Dueño de amplia cultura sobre temas políticos, económicos, sociales, religiosos, científicos y tecnológicos, Don Froylán, conjuga el pasado con el presente para proyectar el futuro. Heráclito de Efeso centra su obra “Sobre la naturaleza” en el principio de que “Nada es permanente, excepto el cambio”. Sí, pero los cambios siempre son lentos, los radicales no existen ni con las guerras ni con revoluciones y menos con estallidos sociales. El lenguaje, el lápiz, la máquina de escribir y la computadora, no son instrumentos de invención espontánea, responde el antiguo corresponsal del diario Excélsior y colaborador de la revista Siempre.

La tecnología siempre avanza, jamás se detiene. Son muchas las inteligencias humanas que han contribuído al desarrollo del progreso. Cuando el herrero John Deere, inventa el primer tractor agrícola, muchos pensaron que era el fin del arado cuya existencia remonta a la época de los sumerios. Cai Lun, crea el papel con fibras de bambú, cuerdas y trapos, pero jamás imaginó que Michael Stern Hart, daría vida al Proyecto Gutenberg, la biblioteca digital de libros electrónicos gratuitos más grande del mundo.

El mejor clima de trabajo para el periodista, el escritor o el inventor es la soledad y el silencio. El maestro Salvador Borrego Escalante, sostiene en su Periodismo Trascendente que una de las cualidades para ejercer el periodismo es el sentido común, o el más común de los sentidos. Sí, tienes que ponerte en los zapatos del entrevistado, abrir la mente, esculcar en su psicología, conocerlo por fuera, pero también por dentro. Al reportero no lo limita su ignorancia, conocimiento o experiencia, sino la línea política marcada por los intereses contraídos por la empresa editora en la que trabaja. Al final nunca dejamos de ser la tuerca y el tornillo engarzados a la maquinaria humana.

El escritor Frederick Forsyth acuña una frase en su novela El expediente Odessa, “El periodismo es en un cincuenta por ciento escribir buenas historias y en el otro cincuenta por ciento venderlas”. El mundo es un gran mercado y el periodismo no escapa de esa poderosa fuerza de atracción. La industria editora de periódicos, revistas o libros, se mueve en un alto rango de competividad. Allí tenemos los diarios digitales, las redes sociales, los blogs, los podcast, o los wikis.

Una vez me preguntaste por qué en la parte baja del edificio había una base característica para el montaje de una rotativa. Y te respondí que el gobernador Rafael Hernández Ochoa me ofreció maquinaria para editar un diario, y le dije que esa etapa de mi vida profesional había terminado.

Estos puntos de vista, forman parte de una serie de pláticas informales sobre el oficio periodístico, recopiladas en servilletas de papel y luego numeradas en orden progresivo. El periodismo es una constante del nacer y del morir -define el columnista Froylán Flores y Cancela-, cada 24 horas. Es un trabajo sin tiempo, sin horario, sin manecillas, sin reloj.

carlos.lucioacosta@rocketmail.com

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