lunes, 30 de septiembre de 2019

REFLEXIONES Héctor Hernández Parra



La defensa de Chapultepec

En la historia que hemos escuchado referente a los trazos de heroicidad que algunos personajes nos han legado, es interesante descubrir algunos datos manipulados, tal es el tema relacionado con la Defensa del Castillo de Chapultepec, ocurrido el 13 de septiembre de 1847 cuando el ejercito norteamericano ocupó entre otros tantos lugares la sede del Colegio Militar en el Castillo citado. Nos hemos quedado con la referencia histórica de que jóvenes cadetes del Colegio Militar ofrendaron sus vidas junto con la de muchos otros miembros del ejército mexicano.

Con motivo de la visita del presidente norteamericano Harry S. Truman a nuestro país en el mes de marzo de 1947 y debido a que en su agenda se encontraba programada honrar a los Niños Héroes de Chapultepec, depositando una ofrenda floral, una guardia y unas palabras emotivas, el estado mexicano encabezado por Miguel Alemán se vio en la necesidad de armar y reconfigurar una versión anecdótica que hiciera resaltar el patriotismo, el valor al defender las instalaciones antes mencionadas. La trascendencia entre los cadetes fue la indignación que motivó a que por la noche esa ofrenda fuese depositada en las puertas de la Embajada Norteamericana en la capital del país.

Una afanosa búsqueda fue publicitada posterior a la visita del mandatario norteamericano, al fin se logró encontrar restos óseos en la zona que dieran la idea de que pertenecían a los jóvenes. La autenticidad se dio oficialmente mediante un decreto, de esta forma se presentó a Juan Escutia como ejemplo de sacrificio al envolver su cuerpo con el lábaro tricolor, arrojarse al vacío y teñir con su sangre el símbolo patrio evitando que cayese en manos del ejército invasor.

Investigando la Historia hallamos que el capitán de artillería MARGARITO ZUAZO, oficial de la cuarta compañía del Batallón de Mina, en la sangrienta batalla del Molino del Rey, mal herido evitó que el símbolo patrio fuese trofeo de guerra para los norteamericanos por lo que optó por ceñirse a la cintura nuestra bandera, cinco días antes del día del asalto al castillo. El ejército invasor participó con 1200 elementos, la defensa movilizó a 800 soldados mexicanos, el Batallón de San Blas con 400 hombres más y medio centenar de cadetes del Colegio militar, hay que considerar la deserción de cerca de 400 elementos y 600 muertes incluidos los seis cadetes que recordamos anualmente.

Ante la necesidad oficial de construir una imagen heroica se construyó el Altar a la Patria, inaugurado el 27 de septiembre de 1952 donde se conmemora permanentemente a Francisco Márquez y Vicente Suárez quienes contaban con 14 años; Agustín Melgar y Fernando Montes de Oca tenían 18 años, Juan de la Barrera 19 años y Juan Escutia veinte años de edad, así como los restos del Gral. Felipe Santiago Xicoténcatl. Finalmente la bandera fue capturada por el ejército invasor y devuelta por gestiones diplomáticas hasta el sexenio del ex presidente José López Portillo.

La Historia contiene secretos o sucesos poco conocidos, sobre todo si se cuentan a conveniencia, como el que dos de los defensores del 13 de septiembre de 1847 que sobrevivieron, fueron amigos entrañables pero de bandos opuestos: LEANDRO VALLE joven cadete liberal de 14 años de edad y el otro, cadete, enemigo político del Ex Presidente Benito Juárez y que posteriormente alcanzó la Presidencia de la República por el bando conservador, terminó sus días acompañando a Maximiliano y al Gral. Tomás Mejía recibiendo la descarga del pelotón de fusilamiento el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas en Querétaro, su nombre MIGUEL GREGORIO DE LA LUZ ATENÓGENES MIRAMÓN Y TARELO.

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