martes, 8 de octubre de 2019

El navegante italiano ha arribado al nuevo mundo Por Sergio Jimarez



La electricidad es un recurso imprescindible para la vida cotidiana, las extensas redes de energía cubren casi el cien por ciento de los territorios de las ciudades, estableciendo un complejo sistema que alimenta desde una pequeña casa, hasta las industrias más grandes; y es que cada día la demanda aumenta, necesitamos una cantidad de energía mayor.

Actualmente existen nuevas tecnologías que permiten la obtención de electricidad mediante recursos renovables como la fuerza del viento o la luz solar, sin embargo, se debe mejorar la eficiencia de estas alternativas para mejorar su viabilidad.

La energía nuclear es aquella que produce electricidad a partir de reacciones atómicas que se llevan a cabo en un reactor, que no es más que un espacio especialmente diseñado para producir de manera segura una reacción en cadena que libera una cantidad enorme de energía; a decir verdad, esta es una de las fuentes de energía más eficientes ya que la materia prima con la que se trabaja es mínima a comparación de la energía que se puede aprovechar de ella pero al mismo tiempo, es la energía que mayor temor causa y de la cual tenemos poca información.

Un reactor nuclear parte del fenómeno de fisión que ocurre cuando un núcleo atómico se divide en dos o más núcleos, dando paso a la creación de nuevos elementos, una parte de esta reacción se manifiesta en forma de energía calorífica que se canaliza en generadores de electricidad. Los núcleos utilizados corresponden a elementos radiactivos como el uranio, obviamente, existen algunas desventajas sobre el uso de este procedimiento, una de las principales es la generación de residuos radiactivos porque después de la reacción en cadena, los elementos que se crean siguen siendo radiactivos, es por eso que se deben manejar y almacenar de manera especial. Un reactor nuclear también se puede ver como una fábrica de elementos radiactivos. Por el momento, hay investigaciones cuya finalidad es proporcionar un método para que estos residuos se vuelvan a ocupar como combustible nuclear y aunque ya hay buenos avances, todavía no resulta del todo viable.

El primer reactor nuclear fue construido por Enrico Fermi, un físico de origen italiano quien también estudió y aportó varios descubrimientos en la física nuclear y teórica. Nacido en 1901, fue uno de los más grandes científicos del siglo XX. Trabajó junto a Robert Oppenheimer y Richard Feynman en el “Proyecto Manhattan” cuya finalidad, entre otras cosas, era el desarrollo de un reactor nuclear y con esto sentar las bases de una bomba atómica para poderse adelantar a la creación de la misma en manos de la Alemania Nazi.

En diciembre de 1942, la construcción del primer reactor nuclear alcanzaba su criticidad, es decir, el punto en el que la reacción en cadena logra ser auto sostenible y segura. Arthur Compton quien fue otro científico encargado de este proyecto llamó al Presidente de la Defensa Nacional para dar la noticia exitosa pero en manera cifrada ya que todas las comunicaciones podían estar siendo espiadas.

En palabras del propio Compton: “Cogí el teléfono y llamé a James B. Conant. Estaba en la oficina del Presidente en la Universidad de Harvard. Le dije: Jim, estarás interesado en saber que el navegante italiano ha arribado al nuevo mundo. Y como pidiendo perdón porque había insinuado que tardaríamos otra semana o más en terminar la pila, añadí: La Tierra no era tan grande como habíamos calculado y llegamos al nuevo mundo antes de lo que pensábamos. Conant respondió entusiasmado: Si es así ¿Fueron los nativos amistosos? Todos desembarcaron seguros y felices.”

Y con esto, el inicio de unos de los capítulos más tristes de la humanidad, ya que en poco tiempo, se estarían arrojando las bombas atómicas en Japón. Cabe mencionar que de la misma manera en que esto sirvió para dañar a millones de personas, también estos descubrimientos han permitido los tratamientos contra el cáncer, principalmente. Esperemos que esta lección nos haga aprender de las cosas malas y valorar todas las buenas, en especial el sentido de la vida y empatía por los demás.

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