Hay quienes tienen el don de seducir con la palabra, pero en los hechos resultan una nulidad. Conviene tener cuidado con ellos, son hipócritas, fariseos, engañifas y flojos, nunca se les conoce trabajo alguno y permanecen largos periodos en la escuela para medio terminar una cerrera, siempre en la mediocridad.
El presidente en turno, a lo largo de lustros, ha hecho gala de una narrativa exitosa como candidato, pero, ya en el ejercicio de gobierno manifiesta profundas deficiencias que han ocasionado un grave retraso en el país, en un periodo muy corto y, la preocupación que asalta hoy, a un enorme sector de la población es cuál será el destino de México de continuar, en lo que resta del sexenio, esta practica perniciosa de gobernar,
Las contradicciones entre el discurso como sempiterno candidato y la displicente forma de gobernar, son abundantes y manifiestas. He aquí una joya de muestra. En 2009, ante la presencia de una epidemia, el señor López, en su rol de permanente candidato, que por cierto se resiste en dejar de representar, dice, con su acento característico y mocho: “Eso se tenía que haber hecho, si había problemas por la influenza, pues tenían que haber detectado quienes estaban infectados y hacer un cerco sanitario a los enfermos, analizar y darles seguimiento, ver si se iba a propagar o se iba a convertir en una epidemia, en una pandemia, eso es lo que se hace, no que lo que hicieron es generar miedo, pánico, afectar la economía del país, el comercio, el turismo, afectaron psicológicamente a la gente, y lo peor, nos criaron una imagen en el extranjero como nunca se había tenido, nunca México había tenido tan mala imagen en el extranjero como ahora. Los Mexicanos se ven ahora como apestados en el extranjero”.
Vaya ironía. Ante la evidencia, los comentarios resultan ociosos frente a la cruda realidad actual.
Ni estampitas, ni conjuros de detente enemigo… ni alarde de ‘hemos domado la pandemia’, ni el aplanamiento en cada momento de la curva, ni los ofensivos minutos de silencio, ni las mil mentiras, ni la absurda obstinación de mantener en el cargo a quien, ante la emergencia sanitaria, miente y aplica criterios políticos, soslayando los técnicos y científicos que son absolutamente necesarios.
El pensamiento universal de los hombres que transcienden, cobran actualidad en cada momento y retratan la actualidad con una precisión en la que el asombro es compañero permanente. Comparto una cita muy a la ocasión de don Miguel de Cervantes Saavedra... “Querido Sancho… compruebo con pensar, cómo los palacios son ocupados por gañanes y los chosas por sabios. Nunca fui defensor de los reyes, pero peores son los que engañan al pueblo con trucos y mentiras, prometiendo lo que saben que nunca les darán. País este, amado Sancho, que destrona reyes y corona piratas, pensando que el oro del rey será repartido entre el pueblo, sin saber que los piratas solo reparten entre piratas”.
El consuelo: “no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo aguante”. Recuerde, la clave esta en el veintiuno, la inteligencia aconseja buscar los equilibrios. La patria nos necesita hoy, serenos, congruentes y valientes.
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