Por primera vez se hacen formulaciones sistemáticas y ordenadas de numerosos problemas filosóficos. Platón (428-348 a. C.) retoma la tradición órfico-pitagórica. Escribe numerosos diálogos sobre una gran variedad de temas, como la belleza, el amor, la justicia y el bien. Desarrolló la teoría de las ideas, según la cual el mundo material es la copia de un mundo abstracto y eterno lleno de formas perfectas. En la alegoría de la caverna, describió cómo los hombres que no han contemplado las ideas viven mirando sombras. Pensó que el alma inmortal puede purificarse con el conocimiento y la verdad. En la República y el Político reflexionó sobre el estado y la justicia, y sus relaciones con la virtud del hombre.
Aristóteles (384-322 a. C.) fue el padre de la lógica -que permite razonar de manera precisa por medio de silogismos- y de la biología. Su física, que perduraría durante casi 2,000 años, señala que estamos rodeados por esferas celestes movidas por un “montón inmóvil”. Según su metafísica, los seres están compuestos de materia y forma, la cual comparten con otros individuos de su misma especie. Su psicología sostiene que los seres humanos conocen el mundo abstrayendo las formas de las cosas. Escribió el primer gran tratado de filosofía moral: la Ética Nicomáquea, en el que basa la felicidad en el desarrollo de la virtud y la vida contemplativa.
Escuelas helenísticas.- Entre los siglos IV y I a. C. aparecieron las escuelas helenísticas, también llamadas escuelas de decadencia, porque lo más importante para ellas era la reflexión sobre cómo alcanzar la felicidad. El hedonismo sostenía que la finalidad de la vida es encontrar el mayor placer posible. De forma similar, el epicureísmo indicaba que se buscara el placer y se evitara el dolor. Diógenes, conocido como el perro, fue el padre del cinismo, que argumenta que la felicidad se logra a partir de satisfacer las necesidades naturales sin sofisticación, como dormir y comer. Por su parte, la escuela estoica, fundada por Zenón, pensaba que cada cierto tiempo el universo se destruye y renace igual: doctrina del eterno retorno. Los estoicos consideraban que era imposible cambiar el curso de los acontecimientos y que la libertad consistía en aceptar con tranquilidad los golpes del destino. Esta doctrina tuvo gran auge en el Imperio Romano, con exponentes como Crisipo, Séneca y Marco Aurelio.
Neoplatonismo.- Hacia los inicios de la era cristiana, resurge un interés por la especulación metafísica inspirada por Platón. Los neoplatónicos consideran que existe un solo dios del cual deriva toda la realidad. El más ilustre de los neoplatónicos es Plotino (ca. 204-270). En su tratado Eneadas dice que el mundo emana de un principio supremo, el cual se convierte en intelecto -en ideas abstractas- y, posteriormente, en el alma del mundo. Otros neoplatónicos importantes fueron Porfirio (232-304), quien hizo una jerarquía de todos los seres, y Filón de Alejandría (20-50), quien combinó la metafísica con la tradición judía. El neoplatonismo fue de gran importancia para el desarrollo de la filosofía cristiana.
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