“Cuando el virus se aloja en la garganta no se puede respirar, se satura de un moco chicloso que impide el paso de oxígeno. Es momento de intubar, el paciente está anestesiado e inconsciente. Se le introduce un catéter de 45 centímetros en la tráquea para conectarlo a un respirador artificial. Es una manera de tratar de salvarle la vida, pero no es garantía de que se salve. En la mayoría de los casos, lo que sigue es llamar a la funeraria para el proceso de incineración”.
Como un gesto de humanidad, (porque no tiene permitido dar información de ningún tipo, sobre todo de la situación de la pandemia), esta persona integrante del personal clínico de un hospital que atiende pacientes Covid, aceptó narrar un poco sobre el calvario que sufren dichos pacientes y su familia. Esto con la finalidad de crear conciencia social. Sus datos los manejamos con reserva.
Exponiéndose diariamente a los contagios, estos héroes que visten de blanco, cumplen con su labor en medio del cansancio y de las limitaciones de equipo. “Tenemos miedo, miedo a seguir perdiendo vidas; miedo a que te contagien y se lo lleves a tu familia. Tenemos coraje, que la gente no entienda que esto es muy serio y cada vez hay más contagiados. Tenemos impotencia, de ver la indiferencia y la irresponsabilidad de mucha gente.
El calvario inicia desde el Centro de Salud, donde se debe acudir en caso de sospecha de contagio. Ahí se les analiza para descartar Covid-19 o detectar dengue. Los síntomas son similares y hay que saberlos distinguir. Se verifica si el paciente tiene padecimientos como diabetes, obesidad o hipertensión, pues estas enfermedades se complican con el Covid y el paciente puede morir en horas. Si se determina que es Covid, se le canaliza al Centro de Alta Especialidad CAE. Ahí se diagnostica y se determina si es necesario internar e intubar. El paciente es analizado por cuatro especialistas: interista, virólogo, neumólogo y anestesiólogo.
Intubar es la introducción de una cánula endotraqueal, que es un tubo plástico, hueco colocado en la tráquea a través de la boca, es un procedimiento muy agresivo, el paciente está sedado y aislado. No es garantía de que se salve. Depende mucho de la patología, es decir, edad, enfermedades, etc., Si hay una broncoaspiración, se determina los parámetros de entrada de oxígeno, menos del 90% se intuba. La garganta está bloqueada por el virus que ha generado una mucosidad como engrudo.
Lo más duro es cuando ya no se puede hacer nada y el paciente muere. Si la familia decide sepultarlo, se procede a “secar” los órganos que producen líquidos: corazón, pulmones, hígado, estómago, vejiga, etc., y se procede a la mortaja, es decir a bloquear todos los orificios del cuerpo. Se envuelve el cuerpo en una bolsa hermética y se entrega a la funeraria. El féretro también se envuelve en una bolsa y así se entierra. No se permite que haya ceremonia de exequias, lo que por usos y costumbres se hacía, de vestir al paciente, ponerle cruces, etc. Nada, no hay velorio, por el alto riesgo de contagio. La otra opción es la incineración que es lo más recomendable para evitar más contagios. Al crematorio sin velar, Las funerarias ya tienen su reglamento por parte de la secretaría de salud. Es lo más recomendable.
En muchos casos los familiares que internaron al paciente, solo reciben sus cenizas. Es doloroso ver cómo, hasta ese momento a gente hace conciencia. “se pudo haber evitado, debimos quedarnos en casa” o “No salía pero recibió visitas”, etc.
“Todo médico y toda enfermera estamos batallando diariamente contra la pandemia enfrentándonos directamente con la muerte. Lo peor es que carecemos de recursos. No hay disponibilidad de lo indispensable, nosotros compramos nuestros propios guantes, cubrebocas, desinfectantes, etc. pero ese es otro tema”.
Finalmente, un llamado a la conciencia: “En verdad la gente no entiende o no acata, porque no ha vivido todo esto. Hasta que le pasa a un familiar cercano, es cuando caen en la cuenta que esta pandemia es real. Por favor, por favor, por su familias, por sus hijos, por solidaridad o por humanidad… cuidémonos, acatemos las recomendaciones, evitemos contagios, usemos cubrebocas, o mascarilla, guardemos la sana distancia. Lo que nosotros vemos y vivimos con los contagiados, no se lo deseamos a nadie. Asumamos un compromiso responsable”.
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