La gentrificación
El café es uno de esos alimentos necesarios en nuestra vida, se habla de múltiples beneficios y hay quienes le han encontrado perjuicios para la salud, sabemos de personas que no dudan en afirmar que sin una taza de café en el cuerpo no les es posible comenzar el día, sería algo así como el combustible para arrancar. Desde hace algunos años los grandes corporativos que comercializan café a nivel nacional e internacional han acaparado el mercado de la venta de café en sus cafeterías, dirigiendo sus productos hacia consumidores jóvenes (millennials, este término en lo personal me cae mal) que con tal de darse gusto o por simple pretensión pagan los excesivos costos de la carta.
Por otro lado, The Italian Coffe es una empresa que trabaja bajo el concepto de franquicia, de origen mexicano, tiene sus inicios en Puebla, se calcula que tiene presencia en el mercado alcanzando 12.7 % de influencia aproximadamente, en el año 2016 contaba con 399 cafeterías en el país, por su parte Starbucks llegó en el año 2017 a 566 cafeterías, Café Punta de Cielo viene desde atrás para hacerse de 168 locales cafeteros.
Ahora, la gentrificación se trata de la búsqueda de los espacios comerciales estratégicos, la apropiación y control de estos por parte de la gente pudiente que a su vez trae el inevitable desplazamiento de los pequeños comerciantes que tradicionalmente son pobladores originales de este entorno, exterminando los históricos negocios familiares, se ha sabido que estos voraces gigantes acuden a toda clase de prácticas para lograr sus metas, seguramente les vino a la mente “Deportes Soler”. Este fenómeno social dispara los alquileres o el costo real de las propiedades.
Pues bien, yo no me apersono frente a ustedes para levantar una queja o expresar mis amarguras, me gustaría que tomaran mis letras como una mera descripción de los eventos que transforman nuestro entorno, y que usted sea quien le agregue la carga emocional que haga falta.
Ante la globalización y el empuje de lo internacional por sobre lo tradicional pareciera que nosotros simples mortales, poco podemos hacer, sin embargo, aquellos que habrán de tomar las riendas de este distrito y este ayuntamiento debieran ser voces con autoridad para defender la esencia, la identidad histórica y los intereses de este pueblo tradicionalmente cafetero.
Usted en casa por ejemplo, puede enseñar a su prole a beber buen café sin las caras lisonjas que ofrecen los internacionales amantes del dinero, porque en la forma de degustar los alimentos también se puede percibir la cultura de un ser humano, la trivialidad sólo nos lleva al despilfarro y al deseo banal, sobre todo en estos tiempos en que los jóvenes se enamoran a la misma velocidad con que se desilusionan, no hay pasión ya por el arte, la lectura o la ciencia, de igual modo se ha trivializado el consumo del buen café. Recuerdo que antes en Los Arcos, uno podía pedir un café y un tablero de ajedrez para degustar la deliciosa infusión mientras se jugaba una partida, y mire usted que Coatepec tuvo excelentes jugadores del deporte ciencia, dígame, a cuántos jóvenes conoce usted que sepan apreciar un buen juego estratégico.
Quizás algún día entre todos los coatepecanos nos unamos para formar una empresa municipal común, con capital de todos para defenderla de los grandes depredadores corporativos y así poner límites a su insaciable sed de expansión, llámeme romántico, pero sé que estos sueños son posibles.
He utilizado a las cafeterías como muestra representativa de la gentrificada realidad, sin embargo, se puede hacer análisis de todo aquello que sea tradicional en nuestra comunidad, las tienditas de la esquina condenadas hoy día a la desaparición, cada vez más están cerrando, por citar otro triste ejemplo.
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