lunes, 21 de junio de 2021

REFLEXIONES - Por: Héctor Hernández Parra.


Una nota publicada en un periódico norteamericano viene a confirmar la visión que muchos compatriotas se habían formado respecto al accidente del metro ocurrido en la ciudad de México el pasado 3 de mayo.


Una investigación periodística documentada y fortalecida con imágenes y opiniones de expertos arroja una conclusión contundente.


Obviamente que el asunto se tenía que politizar, de inmediato la responsable del Gobierno de la CDMX de apellido Scheibaum ha repetido a todos los medios que ella no filtró información alguna.


El reportaje salpica de responsabilidades a Marcelo Ebrard, un omnipresente y amanerado paladín del gobierno de la República en estos años, que representa al país como cónsul, que adquiere vacunas hasta la Patagonia, que saca la cara para corregir las torpezas de su jefe, y que es duramente señalado como irresponsable en la construcción de la línea 12, colapsada. Actualmente se descubren detalles, intolerables para la Ingeniería y la Mecánica, aspectos dominados por estudiosos de la Resistencia de Materiales, temas que son materia del saber desde las aulas del Poli, de la UNAM, donde miles de estudiantes se forman y que el presidente López critica por tener anhelos de ser mejores para el país.


Otro tema candente es la ligereza oficial para atender el mantenimiento, tarea encomendada a la comadre del mandatario, una señora de apellido Serranía, muy bien protegida por el gobierno de la Esperanza.


El asunto toma fuerza ya que ambos próceres de la esperanza tienen un corazón “aspiracionista”, es decir, suspiran por la silla del Águila, que a decir por los que interpretan la psicología de los gobernantes en Palacio Nacional, transforma a los mandatarios hasta enloquecerlos. Por algo será que Pancho Villa y Emiliano Zapata prefirieron solo tomarse una foto y dejar pasar la tentación de asumir el poder presidencial.


El presidente sigue más extraviado, se encuentra herido por los resultados electorales donde el pueblo de México lentamente le ha retirado su confianza, la soberanía popular le ha atado las manos al descubrirlo como traidor y corrupto.


Basta de tanto disparate, López ha reconocido que los “narcos” se portaron bien en los pasados comicios, al contrario de la clase media, la que razonó el voto, a quienes buscan un mejor país les llama mal agradecidos.


Para López el pueblo de México debe esperar las dádivas de su mano. Qué lamentable es escucharlo compararnos con mascotas, con animales.


Nuevamente queda al desnudo que su lema de campaña ha sido por siempre una estafa, un fraude, una traición más. 


Correo electrónico hectorhernandezparra77@gmail.com







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