lunes, 21 de agosto de 2017

Cerca del Cielo.
Por: José Ramón Flores Viveros.

Terror escénico.

“Para mis padres, mi imaginación era un problema grave, a tal punto que consideraron seriamente en llevarme a un médico para que me examinara. Al fin y al cabo, todo el tiempo estaba viendo cosas que existían solo en mi mente. Mis papas creían que tenía problemas mentales graves. Tal vez era así, ¡Pero eso fue lo que me llevo a tener una gran carrera!”
                                                Steven Spielberg, director de cine.
La garganta se reseca, las líneas de las palmas de la mano se humedecen con un sudor frio, helado diría. Un terror paralizante y casi apocalíptico se apodera del organismo. El miedo a lo desconocido provoca una laguna mental, es difícil hilar ideas lógicas y coherentes. La preocupación por ser el centro de atención genera mucha angustia. A mí en lo particular me sucede que todo se me olvida.

Recuerdo los exámenes en ingeniería, cuando me lograba preparar bien para algún examen -que era la verdad muy rara- al momento de estar leyendo las preguntas, cuyas respuestas sabía, pasaba de la alegría a un inmediato bloqueo que dejaba mi mente en blanco. Recuerdo muy bien un examen de Diseños Experimentales, al leer el Diseño que me tocaba desarrollar, era el mismo que  había estudiado y lo sabía a la perfección, iba a sacar 10, era algo inminente. Pero faltaba lo que dijera mi traicionero subconsciente. Llego la maldita parálisis y así me quede como en estado de coma, viendo las hojas en blanco sin reacción alguna. Habíamos entrado al examen a las 7 de la noche, cuando dieron las 10 el maestro de nacionalidad colombiana, nos hizo la indicación de que debíamos entregar la prueba. Mi examen lo entregue en blanco. Lo único que había escrito en el papel era mi nombre, sabía de antemano que tenía 0 de calificación. Pero eso no fue todo, justo al momento de cruzar la puerta de salida del salón. Cuando desapareció de mí la angustia y ansiedad con la que había entrado al inicio de la evaluación, como por arte de magia, comenzó a fluir  toda la información que tenia almacenada en mi cerebro, comencé a desarrollar mentalmente todo el proceso del examen. No podía concebir tanta maldad e ironía de mi subconsciente.
Pues es casi lo mismo que me sigue pasando actualmente, cuando tengo que hablar en público. Aunque con la novedad de que el día de hoy, he logrado ya enfrentar a ese enemigo oculto, que siempre trata de sabotearnos, de hacernos quedar en ridículo. Jamás y nunca hubiera siquiera imaginado que podría dar decorosamente una charla ante un auditorio o intentar escribir una columna periodística sin tanto temor a la crítica. Que estoy consciente lo hago con muchas limitaciones. Pero me atreví finalmente a exponerme al escrutinio y al juicio de quienes me hacen el favor de leerme. Hablar también en público. Aun con todas estas reacciones del organismo, que menciono en un principio.

Mañana, estoy invitado a dar una charla a 180 niños y jóvenes y debo reconocer que la situación me sigue provocando terror escénico, pero al mismo tiempo, lo tomo como un reto,  seguir venciéndome a mí mismo, de demostrarme que si puedo. Porque la verdad es que les confieso, que me gusta mucho el reto de aparecer en televisión o en la radio.  No sé si tenga las condiciones y la preparación necesaria, pero me fascina el asunto. En radio, ya cumplí un sueño, al poder compartir mis modestas experiencias, no sin dificultades al principio, pero después de más de un año, la lengua y la imaginación se desatan. Como todo en la vida, el dicho ese de que la práctica hace al maestro es una verdad universal.  Es lindo sentir, saber, que los miedos se pueden dominar y someter,  con valor y constancia. Les platico como me fue con estos muchachos…

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