EDITORIAL
El
axioma “Lo único permanente es el cambio”, cuya autoría se atribuye a Heráclito
el Éfeso, sorprende por su implacable actualidad que se reafirma en cada
momento. Renovarse o morir, actualizarse o sucumbir, perecen ser las
sentencias. Rectificar, también es cambiar. Reconocer yerros y actuar en
consecuencia es un acto de inteligencia que dignifica; rectificar no denigra,
fortalece. Desandar un camino que no nos lleva al lugar deseado, es necesario.
La longevidad de las instituciones está en proporción directa de la capacidad
para estarse a las circunstancias siempre cambiantes.
En
el desarrollo de su XXII Asamblea Nacional, el Partido Revolucionario
Institucional, dio cuenta de su capacidad para rectificar criterios y ponerse
en línea con las demandas de una sociedad, por fortuna, cada vez más crítica y
demandante de participación. La pertinencia de los acuerdos establecidos, es
manifiesta, su importancia trasciende al partido que los asume e impactan a la
sociedad en general.
Para
confirmar las afirmaciones anteriores, se considera, basta la exposición de
tres relevantes acuerdos:
1.-
Eliminación del requisito de contar con diez años mínimos de antigüedad como
militante para ocupar un puesto de elección popular.
Los
partidos políticos han dejado de abanderar las causas populares y lejos se
encuentran de cubrir las expectativas ciudadanas, si se acepta esta realidad,
abrirse a la sociedad reconociéndole espacios de participación a ciudadanos(as)
honorables independientemente de su militancia partidista es, sin duda, un
acierto. Habrá quienes opinen diferente, respetable, pero nos guste o no, el
tiempo hoy, es el tiempo de los ciudadanos.
2.-
Establecimiento de cuotas en la asignación de candidaturas.
El
PRI ha sido pionero en la promoción de la equidad de género, vocación que
confirma al consagrar estatutariamente que el 50% de candidaturas corresponde a
mujeres, pero no se queda en este justo criterio de paridad, va más lejos al
establecer que del total de candidaturas, el 30% sean para jóvenes y el 10%
para indígenas. Con esto queda demostrado que el PRI es un partido incluyente,
progresista, abierto al cambio y atento a los dictados ciudadanos.
3.-
Prohibición de reelección inmediata por el principio de representación
proporcional.
Conviene
reconocerlo. Lastima a la sociedad y particularmente a la militancia, el que
las candidaturas por el principio de representación proporcional, se reconozcan
a ciertos personajes como si fueran parte de su patrimonio, y por lo mismo,
pueden brincar de una a otra o transmitirlas “vía sucesoria” a alguien que
normalmente no tiene mayor merecimiento más que el linaje u otro tipo de
relación afectiva o sentimental, por eso, los militantes de “a pie” aplaudimos
la medida.
Los
réquiems al partido resultan inoportunos. No existe acta de defunción que los
justifique. Hay en cambio militancia y estructura, hay historia, hay vocación
al cambio y voluntad para superar entuertos y corregir yerros, en suma, de
abrirse a la sociedad, hay además, priistas probos, con una enorme capacidad de
servicio. ¿Ejemplos?: Pepe Yunes.
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