lunes, 21 de agosto de 2017

EDITORIAL

El axioma “Lo único permanente es el cambio”, cuya autoría se atribuye a Heráclito el Éfeso, sorprende por su implacable actualidad que se reafirma en cada momento. Renovarse o morir, actualizarse o sucumbir, perecen ser las sentencias. Rectificar, también es cambiar. Reconocer yerros y actuar en consecuencia es un acto de inteligencia que dignifica; rectificar no denigra, fortalece. Desandar un camino que no nos lleva al lugar deseado, es necesario. La longevidad de las instituciones está en proporción directa de la capacidad para estarse a las circunstancias siempre cambiantes.


En el desarrollo de su XXII Asamblea Nacional, el Partido Revolucionario Institucional, dio cuenta de su capacidad para rectificar criterios y ponerse en línea con las demandas de una sociedad, por fortuna, cada vez más crítica y demandante de participación. La pertinencia de los acuerdos establecidos, es manifiesta, su importancia trasciende al partido que los asume e impactan a la sociedad en general.

Para confirmar las afirmaciones anteriores, se considera, basta la exposición de tres relevantes acuerdos:

1.- Eliminación del requisito de contar con diez años mínimos de antigüedad como militante para ocupar un puesto de elección popular.

Los partidos políticos han dejado de abanderar las causas populares y lejos se encuentran de cubrir las expectativas ciudadanas, si se acepta esta realidad, abrirse a la sociedad reconociéndole espacios de participación a ciudadanos(as) honorables independientemente de su militancia partidista es, sin duda, un acierto. Habrá quienes opinen diferente, respetable, pero nos guste o no, el tiempo hoy, es el tiempo de los ciudadanos.

2.- Establecimiento de cuotas en la asignación de candidaturas.

El PRI ha sido pionero en la promoción de la equidad de género, vocación que confirma al consagrar estatutariamente que el 50% de candidaturas corresponde a mujeres, pero no se queda en este justo criterio de paridad, va más lejos al establecer que del total de candidaturas, el 30% sean para jóvenes y el 10% para indígenas. Con esto queda demostrado que el PRI es un partido incluyente, progresista, abierto al cambio y atento a los dictados ciudadanos.

3.- Prohibición de reelección inmediata por el principio de representación proporcional.

Conviene reconocerlo. Lastima a la sociedad y particularmente a la militancia, el que las candidaturas por el principio de representación proporcional, se reconozcan a ciertos personajes como si fueran parte de su patrimonio, y por lo mismo, pueden brincar de una a otra o transmitirlas “vía sucesoria” a alguien que normalmente no tiene mayor merecimiento más que el linaje u otro tipo de relación afectiva o sentimental, por eso, los militantes de “a pie” aplaudimos la medida.


Los réquiems al partido resultan inoportunos. No existe acta de defunción que los justifique. Hay en cambio militancia y estructura, hay historia, hay vocación al cambio y voluntad para superar entuertos y corregir yerros, en suma, de abrirse a la sociedad, hay además, priistas probos, con una enorme capacidad de servicio. ¿Ejemplos?: Pepe Yunes.

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