lunes, 25 de septiembre de 2017

Calificación o Aprendizaje.

Estas semanas son algo pesadas para los estudiantes, pues se encuentra en semanas de evaluaciones, exámenes y proyectos. Quiere decir que algunos entran en estado de estrés, preocupación, desvelos constantes, pues les preocupa el obtener una calificación arriba de 6 para no ser reprobados. Así es, el número 6 se vuelve un número importante en el ámbito de la educación para los jóvenes, pues 5.9 no sube a 6 porque es una calificación reprobatoria, y si sacas 6 en los 3 parciales pues obtienes tus 18 puntos y pasas el semestre o año.

Esa es la mentalidad de hoy en día tanto en los jóvenes de prepa como de secundaria; desde el kínder nos han enseñado a que todo sea cuadrado y café. Tanto los maestros, como los padres y conocidos educan de una forma durante generaciones, no han enseñado a cada uno de sus hijos o alumnos a tener cada quien su propio criterio, no los han educado para que aprendan a aprender, esto no se refiere a que en un examen se desvelen estudiando, sino de acuerdo a lo que aprenden ponerlo en práctica.
Por dar un ejemplo de esto es que los maestros de Biología pueden pedir un proyecto de cómo cuidar el agua y como concientizar a las personas para su buen uso, el maestro se dedica a evaluar que tan bueno es tu proyecto y las características que debía cumplir, pero en realidad ¿qué es lo que evaluá? Evaluá lo superficial, lo que se entrega, pero… ¿En realidad al joven le ayudó en su vida diaria? ¿El joven aplica todos esos consejos que puso en el proyecto o le sigue dando lo mismo derrocharla?
La educación que necesitan los jóvenes de México es aquella que ayude a cada ciudadano a ser crítico, responsable y competidor, que no aprenda lo que todos, que sea diferente realmente, que aprenda a enfrentar circunstancias de la vida cotidiana, que no tenga problemas, sino áreas de oportunidad. Lo que se quiere lograr son jóvenes y ciudadanos independientes, que no les hagan preguntas prefabricadas y obtener respuestas automáticas.
Cada persona tiene una forma propia de aprender y eso no le da derecho a los maestros a criticarlo e inculcarle una forma de aprendizaje automatizada, el respeto ante la forma de aprender hace dignos tanto a los maestros como a los alumnos. Pues nadie les ha dado el derecho de que si el alumno saca 9 o 10 de calificación incentivarlo con un felicitaciones o con un regalito, porque en realidad no sabemos si esa persona aprendió a crear su propia conclusión de lo que se le enseño, pues estos “regalitos” han enseñado a personas a vivir con una actitud interesada, mezquina y metalizada.
La Licenciada en Pedagogía, con especialidad en Educación Personalizada y Coordinadora de una escuela primaria en León, Gto., Olga Moreno de Gama, expone: “Me atrevo a afirmar que un examen no indica, "a ciencia cierta" cuál es el SABER de una persona y mucho menos puede validar que esa persona sea definida por un número y que el futuro de su vida dependa de una estadística.”
Existe un poema de un alumno que se lo entrego a su maestro y tres semanas después el joven se suicidó. El poema se llama ¿Y si no cambiamos?

Los exámenes deberían de ser solo ejercicios que sirvan al alumno y al maestro para constatar los avances, para poder estudiar los errores y saber el sitio adecuado del proceso de aprendizaje y lo que realmente vale es el trabajo del alumno, lo que puede y quiere dar a conocer por él mismo, lo que es y seguirá siendo capaz de hacer, porque es comprometido con su país y con él mismo, sin dejarse manipular por alguien más. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario