Calificación
o Aprendizaje.
Estas semanas son algo pesadas para los
estudiantes, pues se encuentra en semanas de evaluaciones, exámenes y
proyectos. Quiere decir que algunos entran en estado de estrés, preocupación,
desvelos constantes, pues les preocupa el obtener una calificación arriba de 6
para no ser reprobados. Así es, el número 6 se vuelve un número importante en
el ámbito de la educación para los jóvenes, pues 5.9 no sube a 6 porque es una
calificación reprobatoria, y si sacas 6 en los 3 parciales pues obtienes tus 18
puntos y pasas el semestre o año.
Esa es la mentalidad de hoy en día
tanto en los jóvenes de prepa como de secundaria; desde el kínder nos han
enseñado a que todo sea cuadrado y café. Tanto los maestros, como los padres y
conocidos educan de una forma durante generaciones, no han enseñado a cada uno
de sus hijos o alumnos a tener cada quien su propio criterio, no los han
educado para que aprendan a aprender, esto no se refiere a que en un examen se
desvelen estudiando, sino de acuerdo a lo que aprenden ponerlo en práctica.
Por dar un ejemplo de esto es que los
maestros de Biología pueden pedir un proyecto de cómo cuidar el agua y como
concientizar a las personas para su buen uso, el maestro se dedica a evaluar
que tan bueno es tu proyecto y las características que debía cumplir, pero en
realidad ¿qué es lo que evaluá? Evaluá lo superficial, lo que se entrega, pero…
¿En realidad al joven le ayudó en su vida diaria? ¿El joven aplica todos esos
consejos que puso en el proyecto o le sigue dando lo mismo derrocharla?
La educación que necesitan los jóvenes
de México es aquella que ayude a cada ciudadano a ser crítico, responsable y
competidor, que no aprenda lo que todos, que sea diferente realmente, que
aprenda a enfrentar circunstancias de la vida cotidiana, que no tenga
problemas, sino áreas de oportunidad. Lo que se quiere lograr son jóvenes y
ciudadanos independientes, que no les hagan preguntas prefabricadas y obtener
respuestas automáticas.
Cada persona tiene una forma propia de
aprender y eso no le da derecho a los maestros a criticarlo e inculcarle una
forma de aprendizaje automatizada, el respeto ante la forma de aprender hace
dignos tanto a los maestros como a los alumnos. Pues nadie les ha dado el
derecho de que si el alumno saca 9 o 10 de calificación incentivarlo con un
felicitaciones o con un regalito, porque en realidad no sabemos si esa persona
aprendió a crear su propia conclusión de lo que se le enseño, pues estos
“regalitos” han enseñado a personas a vivir con una actitud
interesada, mezquina y metalizada.
La Licenciada en Pedagogía, con
especialidad en Educación Personalizada y Coordinadora de una escuela primaria
en León, Gto., Olga Moreno de Gama, expone: “Me atrevo a afirmar que un examen
no indica, "a ciencia cierta" cuál es el SABER de una persona y mucho
menos puede validar que esa persona sea definida por un número y que el futuro
de su vida dependa de una estadística.”
Existe un poema de un alumno que se lo
entrego a su maestro y tres semanas después el joven se suicidó. El poema se
llama ¿Y si no cambiamos?
Los exámenes
deberían de ser solo ejercicios que sirvan al alumno y al maestro para
constatar los avances, para poder estudiar los errores y saber el sitio
adecuado del proceso de aprendizaje y lo que realmente vale es el trabajo del
alumno, lo que puede y quiere dar a conocer por él mismo, lo que es y seguirá
siendo capaz de hacer, porque es comprometido con su país y con él mismo, sin
dejarse manipular por alguien más.
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