lunes, 15 de enero de 2018
Cerca del Cielo
Por: José Ramón Flores Viveros
Saber acompañar.
En una ocasión, durante una charla que di ante un grupo de abogados, me hicieron esta pregunta: “¿Qué es lo más importante que ha hecho usted en su vida? “La respuesta me vino a la mente en el acto, pero no fue la que di, porque no eran las mejores circunstancias. En mi calidad de abogado de la industria del espectáculo, sabía que los asistentes deseaban escuchar anécdotas sobre mi trabajo con las celebridades.
Lo más importante que he hecho en mi vida tuvo lugar el 8 de octubre de 1990. Mi madre cumplía 65 años, y yo había viajado a su casa en Massachusetts, para celebrar con la familia. Comencé el día jugando al tenis con un excondicipulo y amigo mío al que no había visto en mucho tiempo. Me contó que su esposa y él acababan de tener un bebe, y que el pequeño los mantenía en vela todas las noches.
Mientras jugábamos, un coche se acercó haciendo rechinar las llantas. Era el padre de mi amigo, que, consternado, le dijo que su bebe había dejado de respirar y lo habían llevado de urgencia al hospital. En un instante mi amigo subió al auto y se marchó. Por un momento me quedé donde estaba, sin acertar a moverme, pero luego traté de pensar qué debía hacer. ¿Seguir al hospital a mi amigo? Mi presencia allí, me dije, no iba a servir de nada, pues la criatura seguramente estaría al cuidado de médicos y enfermeras, y nada de lo que yo dijera o hiciera iba a cambiar las cosas. ¿Brindarle mi apoyo moral? Bueno quizá. Pero su familia era numerosa y seguramente todos estarían acompañándolo que le ofrecerían consuelo. Así que decidí reunirme con mi familia e ir más tarde a ver a mi amigo. Al llegar al auto que había rentado, me percaté de que mi amigo había dejado su camioneta, con las llaves puestas. Decidí pues ir al hospital y entregarle las llaves.
Cuando llegue, me indicaron, en que sala estaba mi amigo y su esposa. Como supuse, el recinto estaba lleno de familiares. Entré sin hacer ruido y me quedé junto a la puerta, tratando de decidir qué hacer. No tardó en presentarse un médico, que se acercó a la pareja y, en voz baja, les comunico que su bebe había fallecido. Durante lo que pareció una eternidad, estuvieron abrazados, llorando, mientras los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor. El medico les preguntó si deseaban estar unos momentos con su hijo. Mis amigos se pusieron de pie y caminaron resignadamente hacia la puerta. Al verme allí, en un rincón, la madre se acercó, me abrazo y comenzó a llorar .También mi amigo se refugió en mis brazos-Gracias por estar aquí – me dijo.
Durante el resto de esa mañana permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital, viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebe y despedirse de él.
Eso es lo más importante que he hecho en la vida. Aquella experiencia me dejo una enseñanza suprema: Lo más importante que he hecho en la vida ocurrió cuando no había absolutamente nada que pudiera yo hacer. Nada de lo que aprendí en la universidad, ni en los tres años que estudie derecho, me sirvió en tan difíciles momentos. A dos personas que yo estimaba les sobrevino una desgracia, y yo era impotente para remediarla. Lo único que pude hacer fue acompañarlos y esperar el desenlace. Pero estar allí en esos momentos en que alguien me necesitaba era lo principal.
Aprendí también de que lo más importante que he hecho en la vida estuvo a punto de no ocurrir debido a las cosas que aprendí en la universidad y en mi vida profesional. Me enseñaron a pensar con lógica como abogado ante los problemas legales de la gente. Pero al aprender a pensar, casi me olvidé de sentir. Hoy no tengo duda alguna de que debí haber subido al coche sin titubear y seguir a mi amigo al hospital. En ocasiones a uno le hace falta vivir una tragedia para volver a poner las cosas en perspectiva. Desde aquel día busqué un equilibrio entre el trabajo y la vida; aprendí que ningún empleo, por gratificante que sea, compensa perderse unas vacaciones, romper con la pareja o pasar un día festivo lejos de la familia. Y aprendí que lo más importante en la vida, no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores .Lo más importante en la vida es el tiempo que dedicamos a cultivar una amistad.
Tomado de la revista Selecciones mayo de 1990.
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