Los sueños son ideales con algún sentido de posibilidad y de potencial, más allá de los límites de cada quién.
Todos tenemos sueños, lo cual es bueno, pero sería ideal que cada uno de nuestros sueños se conviertan en metas a corto y largo plazo.
No es difícil cumplir un sueño, pues el único material que se ocupa son las ganas de lograrlo, contra viento y marea siempre hay oportunidades para cumplirlo.
En los jóvenes es común escuchar, “quiero un coche” “quiero viajar” “quiero conocer a mi artista favorito”. Por muy pequeño que se lea son sueños que en poco tiempo, si es que así se desea, se cumple.
Muchos se hacen la interrogante de “¿Y con qué dinero?” “¿Y cómo?” “Lo pospondré otro mes”. Bueno, es común que si quieres algo con fin lucrativo sería bueno que primero se establezca un propósito de trabajar o buscar algún ingreso que en dado caso no afecte o interfiera con los planes ya sea educativos o personales de cada quién; o igual y lo puedas solo posponer hasta que los termines, pero no más allá.
Si en verdad es un sueño te esmerarás por lograrlo y realmente te comprometerás. Pues estas metas te sacan de tu zona de confort y te hacen descubrir habilidades y destrezas que tienes y que no las habías explotado al 100, así como también buscar alternativas, formando cada quién su propio camino.
Es importante que se esté seguro y comprometido, pues hay terceras personas que quizá no quieran que los cumplas y te aconsejen de forma errónea y quizá hasta despreciable.
Hay que distinguir entre un “sueño atrevido” y un “soñar despierto”, pues el primero es un terreno de conquista que vale la pena, el segundo solo es una vaga ilusión, una fantasía. Por dar algún ejemplo de “soñar despierto” es casarte con algún artista famoso o viajar a Neptuno.
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”. -Virginia Woolf
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