EL AGUA SIMPLE
Un barco en un puerto está a salvo, pero los barcos
no se construyen para ese fin.
John A. Shed, escritor.
Lo más valioso se aprende en casa. Este viernes –como casi a diario- pasó una esforzada joven que vende comida y gelatinas. Me ofreció agua de Jamaica natural para bajar, cuando le comenté que consumo mucho refresco, sin pretender sermonearme y de manera sencilla, me aconsejó que no lo siga haciendo por la cantidad de azúcar que contienen los refrescos. También me platicó que a sus hijos los tiene acostumbrados a tomar agua simple y que ya se les hizo una sana costumbre, nos les gusta tomar refrescos, que incluso cuando van a casa de alguno de sus compañeros de escuela o amigos a sus papás se les hace extraño que soliciten agua simple, situación que estos padres de familia le comentan admirados.
Este simple hecho, aparentemente sin importancia, me hizo pensar en lo importante que significa el hogar: la primera escuela para todo ser humano. Alguna vez leí algo que me impactó mucho, tres palabras que cambian nuestra vida: “Por favor” y “Gracias”. Cuando nos las inculcan en casa, ignoramos la magnitud de su fuerza y poder. Mientras no tenemos hijos -lo digo por mí- juzgamos injustamente a nuestros padres por la forma en que nos educaron. Con mucha vergüenza, reconozco que me di vuelo juzgando y criticando a mis padres por sus consejos y regaños exagerados.
Cuando tuve a mis hijos supe que no era “enchílame la otra”, el asunto cuando llega lo vemos en chino. No existe un catálogo de padres, es un proyecto extraordinario, una aventura maravillosa pero con momentos en que dan ganas de salir corriendo. Esta anécdota del “Agua simple” de esta trabajadora y joven mujer, contiene una gran enseñanza: que los buenos hábitos tienen un tiempo justo y preciso en la vida de nuestros hijos. Tiempo justo para ser asimilados y adoptados con la fuerza de una tormenta eléctrica.
Desde mi corto entendimiento en el hogar se forjan buenos miembros de la sociedad inculcándoles junto con el hábito del “Agua simple” y otros más, cómo no tomar jamás lo que no nos pertenece, respeto a los mayores, etc. No quiero pensar que descubrí el hilo dental. Pero la educación más valiosa, sin menosprecio para la académica, es la de los valores, de los principios y de las sanas costumbres como el deporte y una sana alimentación. Estos pequeños detalles, construyen cosas extraordinarias en la vida del ser humano. También es vital ante los hijos pregonar con el ejemplo.
Este es uno de los mejores y raros consejos que podemos dar sin hablar en lo absoluto. “La liebre sigue saltando donde menos nos imaginamos”, no tenía tema de columna y la inspiración llego disfrazada de “Agua simple”.
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