domingo, 10 de junio de 2018

Con-Ciencia - Por: Sergio Jimarez


Los ojos de la tierra

La vista es el sentido primordial con el que podemos percibir la realidad de manera directa, las observaciones y descripciones de todo lo que nos rodea inició con los vistazos de los científicos a la naturaleza. Las estrellas y cuerpos celestes han ayudado a establecer tiempos de siembra y cosecha, orientación de navegantes y calendarizar eventos; incluso, el significado místico que se les ha dado pudo inspirar grandes construcciones alineadas con las estrellas principales. 

Los antiguos astrónomos implementaron instrumentos que ayudaron a mejorar las observaciones. Desde el invento del primer lente de aumento la tecnología de los telescopios no ha parado y se supera día a día. Actualmente, los grades observatorios usan telescopios muy grandes para recabar toda la información disponible pero el uso desde tierra tiene desventajas como la nubosidad, la calidad atmosférica, incluso la temperatura; es por eso que una de las acciones que permiten superar ciertas barreras ha sido instalar telescopios fuera de la tierra, estos telescopios orbitan en el espacio sin necesidad de ser tan grandes como los instalados en la superficie terrestre, estos obtienen imágenes y datos con mejorías en varios órdenes de magnitud. 


En agosto del 2003 se mandó al espacio el telescopio espacial Spitzer, un telescopio infrarrojo con órbita heliocéntrica, significa que mantiene una trayectoria alrededor del sol, mantuvo una vida útil de unos cinco años ya que el sistema de refrigeración que usa se va degastando con el tiempo a diferencia de los telescopios que no son para observaciones en infrarrojo. Este telescopio pudo determinar la temperatura del planeta extra solar HD14026b, además descubrió una gran masa de vapor de agua en el sistema estelar NGC 1333-IRAS 4B, esta revelación describiría el papel que juega el agua en la formación de algunos cuerpos celestes.

Sin duda, el telescopio más famoso es el Hubble, un telescopio óptico que orbita a la tierra con una velocidad de 7,500 m/s y recaba información de los puntos más lejanos del universo; este telescopio se puso en órbita en abril de 1990 y desde entonces se ha mantenido activo mediante mejoras y reparaciones a lo largo de este tiempo. El Hubble ha permitido a los astrónomos estudiar datos como la edad del universo y la confirmación de la existencia de los agujeros negros. También pudo tomar imágenes del cometa Shoemaker-Levy 9 el cual se desintegró en Júpiter en 1994.

Desde el año 1996 está en desarrollo el telescopio espacial James Webb, un proyecto conjunto de 17 países y que sucedería al telescopio Hubble, se contempla que este telescopio se pueda poner en órbita para el año 2020; su construcción ha sido finalizada y actualmente se encuentra en periodo de pruebas. Las características mecánicas de este aparato es que tiene un espejo primario de 6.5 metros (el del Hubble es de 2.4 metros); se mantendrá en un punto semifijo entre la tierra y el sol (punto lagrangiano), donde la interacción gravitatoria lo mantiene estable. El espectro que observará será en el ultravioleta cercano, visible e infrarrojo cercano. Se espera que ofrezca información sobre las primeras estrellas y los cuerpos celestes más antiguos. 

Estos telescopios espaciales son los ojos de la tierra, la ventana al conocimiento del espacio, cada uno de ellos ha sido una herramienta que nos lleva por viajes en el tiempo; hoy en día podemos saber ciertas cosas del comportamiento primitivo del universo así como las características principales de los cuerpos más lejanos. La explicación del universo nos lleva un panorama de ciencia ficción, a veces las cosas más increíbles es algo cotidiano en un planeta extraño. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario