lunes, 11 de junio de 2018

Editorial

En Veracruz llevamos varios años con elecciones consecutivas. En 2015 hubo elecciones para la diputación federal; en 2016  para gobernador y Congreso estatal; en 2017 se eligieron a 212 presidentes municipales y en 2018 además de votar por tres elecciones federales, Presidente de la República, Senadores y diputados federales; votaremos nuevamente para elegir gobernador y diputados locales.

En esta dinámica, no se puede dejar de lado que a partir del 1 de enero de este año, tomaron posesión los presidentes municipales, quienes durarán en el cargo por cuatro años. El gobernador que gane las elecciones tomará posesión el 1 de diciembre de este 2018 y concluirá en 2024. Por lo tanto alcaldes y gobernador convivirán por más de tres años.

Es por eso que el presente proceso electoral, pone en jaque a los alcaldes actuales. Veamos por qué: Son tres candidatos a gobernador con posibilidades de ganar. De acuerdo a las encuestas los dos punteros son el panista y el de Morena. Algunos alcaldes se acaban de declarar a favor del proyecto del hijo del gobernador y con bombo y platillo anunciaron su incorporación a su campaña. 

Si este proyecto triunfa, seguramente esos alcaldes tendrán todo el apoyo del gobernador durante todo su mandato. Pero además, el panismo en Veracruz ha demostrado su proclividad para usar el poder de manera discrecional favoreciendo a su grupo en el poder y en contra de quienes no comulgan con sus intereses. Por lo tanto, si llegara a ganar, todos los alcaldes que no lo apoyaron, o municipios que se pierdan, tendrán de enemigo al gobernador por tres años, con muy pocas posibilidades de obtener recursos para sus obras.

Pero… ¿y si no gana?... Esos alcaldes tendrían que convivir con un gobernador que por primera vez emanaría de la izquierda. Seguramente resentido con los que apoyaron a su archienemigo y embriagado por el poder, y con el respaldo que quien lleva la ventaja para la presidencia, veremos denuncias penales contra los salientes y contra todos los que no son sus aliados.

En el caso de que ganara, Pepe Yunes, pues las mismas encuestas muestran que ha venido creciendo, es un político calificado como caballeroso y conciliador; cualquiera de los alcaldes aliados con cualquiera de los otros dos, tendrían por lo menos la oportunidad de dialogar, y posiblemente de llegar a acuerdos para poder convivir durante tres años con un gobernador de trato cordial, que no es vengativo que daría apertura a todos los alcaldes y tiene propuestas claras para salir adelante.

Cada elección es diferente, sin embargo, esta es especial por ser histórica. Son cinco elecciones, en las cueles, en las cinco, se vislumbra alternancia. 

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