lunes, 25 de junio de 2018

CON-CIENCIA - Por: Sergio Jimarez

A propósito del mundial del futbol


México es uno de los países con mayor afición al futbol, la cultura a este deporte es casi tradición obligada en nuestra vida cotidiana; desde pequeños nos acompañamos por una pelota con la que jugamos a patear en casa con los primos o los amigos de la cuadra. Sin duda, un deporte que inspira tanta pasión se nos ha hecho tan familiar seguir y entender, y aunque no a todas las personas les guste, todos en algún momento nos hemos sentado a ver por lo menos un partido. 

En 1979, el humorista Roberto Gómez Bolaños realizó la película “El Chanfle”, dicha producción narra las aventuras del utilero de un equipo de futbol donde por medio de acontecimientos cómicos dan una enseñanza de honestidad y rectitud; llama mucho la atención el mote del protagonista, la palabra ‘chanfle’ proviene precisamente del futbol y es atribuida al jugador brasileño Arthur Friedenreich (1892-1969) quien desarrolló una técnica innovadora para golpear el balón y que éste tuviera un efecto de curva en su trayectoria la cual bautizaría con este nombre. 

Un tiro con chanfle se puede apreciar en los “disparos” a gran distancia y para quien domina bien la técnica le resulta muy útil para librar una barrera de jugadores defensivos o favorecer la posición en un mal ángulo. El efecto se produce al imprimir al balón una velocidad considerable y que al ser golpeado con el lado interno o externo del pie de tal manera que se haga girar al balón; estas condiciones hacen que el recorrido del balón sea modificada en por lo menos una corrección. En física, este fenómeno es llamado “Efecto Magnus” nombrado a si en honor de Heinrich Magnus, un físico alemán nacido en 1802. 

En el efecto Magnus describe cómo la rotación de un objeto en movimiento afecta la trayectoria de dicho cuerpo en un fluido, en este caso, el fluido es el aire; parte de este fenómeno ocurre gracias al principio de Bernoulli que describe la dinámica de un fluido en un aumento o reducción del espacio por donde circula; este mismo efecto explica el por qué un avión puede volar. El giro de un cuerpo genera un flujo rotacional o corriente de aire que lo rodea, y al mismo tiempo, el cuerpo está inmerso en una corriente de fluido que lleva cierta dirección, la rotación del cuerpo hace que de un lado su flujo rotacional tenga la misma dirección que la corriente del fluido y del otro lado son de sentido opuesto; se podría decir que de un lado del cuerpo en movimiento tenemos mayor cantidad de aire que del otro y con esto también una variación de la presión (fuerza de sustentación, la que mantiene a los aviones volando), y es donde ocurre el cambio de la trayectoria ya que el objeto se desvía para mantener la presión constante. 

Aparte del futbol, este efecto se ve en otros como las famosas ‘curvas’ del béisbol o en el golf; entre más ligera sea la pelota es más fácil que se produzca este efecto, en el caso del béisbol, como la pelota es muy pesada, el efecto se produce porque es lanzada con una gran fuerza y se le imprime mayor velocidad, compensando así la ligereza de la bola. 

En la cultura contemporánea del futbol existe un jugador que ha hecho un uso extraordinario de esta técnica: Roberto Carlos, un jugador brasileño que en 1997 marcó un gol en contra del equipo de Francia en un tiro directo donde literalmente, el balón evitó la barrera defensiva por un lado; este jugador además, realizó tiros de esquina que terminaron en goles (goles olímpicos), un tiro de esta condición es el mejor ejemplo ya que del punto de tiro de esquina y la portería están en línea recta, si no fuera por este efecto, no habría modo de que el balón entrara a la portería en un solo tiro.

Mientras se celebra el torneo mundialista, muchos ojos están puestos en la cancha, disfrutando de las grandes jugadas y de los famosos deportistas, la cultura mexicana dicta casi una puntualidad religiosa y gran convocatoria a los juegos de la selección. Esperemos los buenos resultados y también uno que otro fenómeno de interés científico. 

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