lunes, 25 de junio de 2018

Editorial

El ciudadano que observa los acontecimientos en torno al proceso electoral en puerta, no deja de ver con cierta desconfianza el bombardeo publicitario en televisión, radio y redes sociales, de hechos que pudieran considerarse como distractores del histórico proceso.

Algunos consideran que el triunfo de la selección mexicana de futbol frente a Alemania, forma parte de esa estratega mediática de ofrecer al electorado, ávido de emociones e inmerso en la inseguridad, un aliciente a sus emociones que lo aleje de su realidad y que permita enviar un subliminal mensaje de: “Alemania estaba arriba en las encuestas y perdió”, o de “Las cosas no son como parecen, pudiera ganar cualquiera” y hasta “Peje, no es por asustarte, pero…”. Mensajes que permean en la sociedad y se convierten en tema de conversación y en el comentario del momento que invade las redes sociales, volviéndose una verdad a medias.

“Mientras veíamos el futbol el gobierno privatizó el agua” fue otro comentario que está vigente y que influye el sentir del ciudadano que se sintió ofendido y burlado, pasando por alto que existen leyes y procedimientos legales, jurídicos y legislativos para hacer decretos gubernamentales.

En México existe un contrapeso llamado Poder Legislativo que si bien, puede ser manipulado por el Ejecutivo, hay procesos que se tiene que seguir, de lo contrario no es legítimo. Para poder privatizar el gua en el país, se necesita reformar la Ley Nacional de Aguas, misma que está plasmada en el Artículo 27 de la Constitución. Estas reformas solo le compete hacerlas al Legislativo, que está conformado por la Cámara de Diputados, la Cámara de Senadores y los 32 Congresos estatales.

Para hacer una reforma constitucional, primero debe recibir la iniciativa la Cámara de Diputados, la turna a varias Comisiones para su estudio y análisis, después cada una de esas comisiones la turna al Pleno, para su discusión y aprobación. La sesión debe ser pública y transmitida por los canales de Congreso, eso es obligatorio, si alguna de estas cosas no sucede, entonces cualquier ciudadano puede impugnar el dictamen y se tumba, así de sencillo. Una vez aprobada por los diputados, debe pasar a la Cámara de Senadores para su revisión. Pero como ambas cámaras están en receso, entonces se debe convocar a una sesión extraordinaria. En caso de que los Senadores la aprobaran, la regresa a la Cámara de Diputados para que la envíe a los 32 Congresos, y para que surta efecto deben aprobarla al menos 17 de esos Poderes Legislativos de los Estados. Si todo eso sucediera, se regresa a la Cámara de Diputados, para ratificar las reformas y enviarlas al Poder Ejecutivo para, entonces sí, llevar a cabo el Decreto.

En todas las Cámaras hay cierto equilibrio, es decir, hay de todos los partidos, entre ellos de Morena, cuyo compromiso con el pueblo no permitiría que se apruebe una reforma así e impugnarían. Y ni su líder moral ni los diputados lo han hecho.

Para empezar, el agua no se privatizó durante el partido de futbol, ni el Presidente usó sus facultades para emitir un decreto arbitrario. Lo que se hizo fue crear una reserva de agua, con base en una ley que existe en 1989, y eso no es privatizar.

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