lunes, 25 de junio de 2018

REFLEXIONES - Por: Héctor Hernández Parra

DON SERGIO


No pude  dejar pasar la oportunidad de felicitar a don Sergio Obeso en otro encuentro, justo a la entrada de la capilla de Nuestra Señora de la Luz en Coatepec, instantes previos al inicio de la celebración dominical matutina.
En esta ocasión, la designación como Cardenal, el papa Bergoglio nos ha concedido la oportunidad de volver a reconocer y aprovechar la experiencia de un hombre entregado a hacer el bien, en sus diversas facetas como sacerdote, como arzobispo, como cabeza de la CEM, ejerciendo un liderazgo.

Desde niño tuve la oportunidad de acercarme a personas que irradiaban conocimiento, sabiduría y que me pudieron aportar consejos, el ejemplo, el mensaje de buscar la fortaleza, la instrucción para enfrentar la vida y evitar mayores complicaciones. Uno de ellos fue el Padre Juan Manuel Martín del Campo; otro el padre Abraham Huizar, don Bernardo Villarreal, el maestro José Benigno Zilli Mánica, ilustre catedrático en el Seminario y en la Universidad Veracruzana, Adalberto Gómez, Edilberto García, Sotero Domínguez y recientemente el padre Omaña.
De don Sergio pude escuchar sus anécdotas de cómo es posible venerar a nuestros padres y aprender a convivir con ellos, convencido que el amor de pareja hizo posible que decidieran darme una vida, una oportunidad de ser persona, libre y de formar parte de una familia, conviviendo con mis hermanos, distintos, mayores, pero con identidad propia.

El próximo 31 de octubre don Sergio cumplirá un aniversario más de su ordenación, el 64 para ser exacto, justo el día en que nació. Recientemente ha llegado a Coatepec a convivir entre nosotros, radicando y acompañándonos, cerca, muy cerca. Siempre dispuesto a obsequiarnos su aliento  para enfrentar de la mejor manera nuestras flaquezas humanas.

Los temas cotidianos: cómo concebir una institución religiosa cercana a la riqueza material, la lucha interna por el poder, las deformaciones del clero. El celibato, los sacerdotes con pareja; todos mis cuestionamientos fueron atendidos con paciencia y apertura. Entender la problemática respecto al aborto, la eutanasia y la falta de tolerancia en temas de racismo, indigenismo, migración y la espinosa presencia de los grupos LGBT.

Gratamente recuerdo su recomendación: la práctica de la humildad, la gratitud (como el único de los diez leprosos sanados por Cristo) y la oración permanente.

Al despedirnos, nuevamente trazó una pequeña cruz en mi frente, un cálido abrazo y una bendición.

CONTACTO: hectorhernandezparra77@gmail.com

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