Milagros y tradiciones.- Con botines bien boleaos y camisa blanca, viejita pero almidonada, sombrero de domingo y pantalón bien planchadito, el viejo campesino autodidacta, curtido por el tiempo y el trabajo, se prepara para ir a visitar a Santo Entierro en Teocelo. Es sábado y después de la “raya” se alistan para ir al Arco. Una tradición que conserva, pues su padre lo llevaba desde que era niño. Recuerda la tienda de don Daniel Flores y la casona de don Isaac Martínez, a quienes visitaban en esta fiesta en la que echaban la casa por la ventana. Recuerda que escuchó cómo surge esta festividad, en plena cosecha de café, pues allá por el año 1944, un grupo de feligreses propuso, y el Párroco José María López Luna, “el padre Pepito”, aprobó, la instauración de una nueva festividad titular en honor al Señor del Santo Entierro de Cristo, que a partir de entonces comenzó a celebrarse el último domingo de enero de cada año. Una figura venerada por los pobladores y a la cual le han sido adjudicados diferentes milagros; mismos que han llegado a convertirse en una parte importante en la identidad de la región. De camino a tomar el camión que los llevará a la tierra del Dios Tigre, les va explicando a los compas que lo acompañan sobre el origen de esta imagen: “La imagen fue encontrada por pobladores en la comunidad de Texin, quienes la depositaron en la iglesia para que todos pudieran adorarla. En el año 1944 fue autorizada la celebración y desde entonces se puede observar el arribo al municipio de gente de todo el mundo que llega a pedirle favores a la santa figura. Las fiestas del Santo Entierro de Cristo llenan de alegría a los pobladores, quienes participan cargando el Arco, disfrazándose de payasos o como excelentes anfitriones”. Luego del recorrido en camión, pasando por la imponente barranca Matracobal, los cámpiras se enfilan al barrio del Calvario donde tiene muchos amigos y son testigos de la algarabía de los presentes y el incesante repiqueteo de los tambores y trompetas que marcan el paso de los fieles, los payasos los disfraces o “viejos” que dan colorido y alegría a la singular procesión encabezada por la imagen de Cristo muerto colocado un una urna de cristal y madera. El Arco desfila hasta el momento en que llegan a la puerta de la iglesia, donde es colocado a la entrada, ante la alegría y esperanza de los presentes, quienes sienten que disfrutarán un año más de la protección de la venerada figura. El viejo nigromante de los cafetales, les explica a sus acompañantes que: “Teocelo tiene mucha historia, fue visitado por personajes distinguidos como Porfirio Díaz, quien viajó para inaugurar el ferrocarril Xalapa- Teocelo, el “piojito” y elevar a Teocelo a la categoría de ciudad; por el poeta nicaragüense Rubén Darío, creador de la lírica modernista en lengua castellana; el obispo Rafael Guízar y Valencia, ahora santo, quien visitó la región luego del terremoto de 1920. También llegó Álvaro Obregón, y Ávila Camacho, entre otros”. También les precisa que de aquí es originaria la zarzaparrilla y la crema de café, además de las “envinadas”, deliciosa bebida de cerveza con vino de naranja fabricado aquí mismo, que se servían en la antigua cantina de don Pascual Vicon. “Del mole, los chiles rellenos y de la barbacoa, ya ni les platico, ustedes la van a probar y quedará en su memoria, como quedó en la mía desde niño, cuando viajábamos en el tren que tomábamos en la estrella de oro y nos dejaba en barrio de la estación donde iniciábamos el recorrido que terminaba en la iglesia”. Los campesinos disfrutaron más la fiesta, ahora que conocen el origen, tradición y milagros de este Santo que se venera en esta tierra bendita del Dios Tigre…
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