lunes, 4 de marzo de 2019

DESDE LA FINCA Por: El Cortador


Magia, conocimiento y tradición.- Ya es menos el bullicio en la finca porque cada vez son menos los cortadores que llegan por los granos rojos que todavía adornan las verdes matas de café que prácticamente ya cumplieron con la producción de este año. En las zonas más bajas se puede decir que la cosecha ha concluido, en cambio en las partes más altas de esta región, todavía hay buen ‘corte’. Con días soleados, pues pareciera que se adelantó la primavera, los campesinos comentan que el clima ha cambiado pues en pleno invierno se dieron fuertes calores. “Abuelo, ayer no te vimos en la tarde” le preguntan al viejo nigromante de las laderas, que en silencio llena su tenate de cerezas. “Es que fuimos a recolectar azahares de primer viernes de marzo, para ponerlos en infusión”, responde el viejo campesino curtido por muchos equinoccios y por largas jornadas de sudor. Y ya animado continúa: “Desde mi abuelo recolectábamos las flores de los cítricos precisamente el primer viernes de marzo, pues decían que esa bebida tiene ‘virtud’ y cura muchos males. Se pone en aguardiente y se deja que suelten sus propiedades”. Los campesinos más jóvenes que escuchan con atención, no pueden evitar preguntarle al sabio taumaturgo de las melgas: “Pero, por qué esa creencia del primer viernes de marzo, cuál es su origen?... A lo que el anciano esotérico, conocedor de la filosofía hermética, nomás eso esperaba para iniciar su cátedra: “Porque dicen los tlamatines, herederos de la antigua sabiduría, que es la fecha en que se abre un portal hacia otra dimensión que permite que la energía fluya y las plantas se vuelven poderosas y los curanderos y chamanes recarguen su poder y su fuerza. Por eso algunos acostumbran hacerse una ‘limpia’ que aleje toda clase de energías negativas así como envidias y otros bichos. Lo cierto es que se trata de entrar en armonía con nuestro entorno, el primer viernes de marzo es enigmático y propicio para buscar la sanación, quitarse las malas energías y agradecer a la madre tierra”. Con solemnidad, deja su tenate a un lado, enciende un oloroso cigarro sin filtro, se seca el sudor, se acomoda el raído sombrero y continúa: “Nuestros pueblos prehispánicos tenían gran conocimiento sobre el dominio de las energía del universo, sobre el poder de la herbolaria y de los minerales, pero cuando llegaron los españoles ese conocimiento lo etiquetaron con una palabra que lo volvió prohibido: brujería. Pero esa sabiduría lo conservan algunos herederos de los secretos y lo practican para bien, o algunos para mal”. Todos quedan en silencio por tan interesante alocución, por lo que al observar sus caras, precisa: “Son rituales que se realizan en muchas culturas, se trata de la preparación para iniciar un nuevo ciclo solar, con la primavera renace la vida, florecen los campos y se renuevan las ilusiones por las cosechas y la fertilidad”. Como no falta un desorientado, uno de los jóvenes le debate: “¿Y la cuaresma y el miércoles de ceniza?... A lo que el viejo profeta empírico, mueve la cabeza por el drástico cambio de tema, pero con generosa comprensión, responde: “Podría decirse que la Cuaresma es el periodo de cuarenta días previo a la Pascua, que es la celebración principal del cristianismo: la Resurrección de Jesucristo. Es un periodo de preparación, purificación, reflexión y conversión espiritual, muy individual. Cada quien lo asume como lo entiende, algunos con respeto y espiritualidad, otros con indiferencia. Pero representa un profundo simbolismo. Inicia con el miércoles de ceniza que hace alusión a la muerte y termina el domingo de ramos para dar paso a la pasión, que concluye con agua, fuego, luz y resurrección de la vida. Simbolismo implícito de los ciclos del universo”… Todos quedaron en silencio y ya nadie pudo decir ni preguntar nada….

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