Muchas veces, la desinformación y las noticias falsas tienen mayor impacto que la verdad, en un mundo globalizado donde los medios de comunicación nos bombardean en cada aspecto de nuestra vida y resulta muy complicado formar un criterio objetivo y sobre todo, que tenga validez real. La ignorancia el día de hoy no es un problema comparado con la desinformación y es que es mejor aceptar que algo no se sabe, a pensar que el conocimiento que tenemos es verdadero sin que lo sea, y más perjudicial todavía el tratar de influir en otros sobre temas sin sustento.
Los avances tecnológicos siempre ayudan al desarrollo del ser humano en sociedad aunque algunas veces estos pasos de progreso vienen acompañados de daños colaterales, pensemos como ejemplo el uso de la radiactividad, por un lado tenemos una fuente de energía que se puede utilizar hasta en el tratamiento del cáncer y por el otro lado tenemos armas de destrucción masiva.
La comunicación telefónica y el internet son una de las principales herramientas en la vida diaria y siendo un aspecto que crece día a día las empresas encargadas de ampliar las redes de comunicación buscan alternativas para que su oferta sea la mejor para la población; una de estas acciones es la instalación de antenas de servicio para extender la cobertura, sin embargo, a gran parte de la población la ubicación de las antenas les representa un peligro por el tema de la emisión de radiación con la que las ondas electromagnéticas transmiten la información.
Si bien, existe un riesgo inherente a cualquier dispositivo electromagnético y en cualquier fuente de radiación se debe considerar tener toda la información pertinente para saber qué tan dañino resulta la exposición o el uso en sí.
Una onda electromagnética es producida por cargas eléctricas en movimiento, estas pueden ser de muy baja energía como las que emanan un foco casero hasta las que son provocadas por una explosión estelar, los llamados rayos gamma. Para ejemplificar el espectro electromagnético podemos partir de la luz visible, es decir, un foco emite radiación en una frecuencia intermedia, en una frecuencia más baja se emite radiación infrarroja, esta es la que genera calor pero no lo percibimos, si la frecuencia es mayor de la intermedia, se genera la radiación ultravioleta que como sabemos, es dañina; esta variación en la frecuencia está asociada con la energía de la onda; pero el hecho de exponerse a una onda de baja frecuencia no significa necesariamente algo seguro, por ejemplo, las microondas son un tipo de onda de frecuencia menor a la radiación infrarroja pero al ser concentradas y dirigidas, estas son capaces de alterar las moléculas de agua de los alimentos llegando a calentarlas (horno de microondas).
En el caso de una antena de transmisión de radio, la frecuencia es aún menor que las microondas y al estar dispersas en el aire pueden recorrer grandes distancias, es precisamente lo que permite la transmisión de información con poca pérdida, en pocas palabras, una antena emite radiación que no resultaría perjudicial a las personas cerca, sin embargo, para llegar a una conclusión definitiva se deben hacer estudios extensos y precisos para comprobar que no existen riesgo derivados y más aún, considerar que en todo caso, nuestros teléfonos también generan radiación, las televisiones y prácticamente cualquier aparato eléctrico, por lo que no todo debe ser dañino directamente, busquemos información con fundamentos.
Para estos temas lo que se debe atacar es la mitificación de la información, así como la transmisión de hechos erróneos, si bien no todos somos expertos científicos en ondas electromagnéticas sí podemos formar un criterio a partir de la opinión y conocimiento de las personas que se relacionan directamente con estas actividades; además de que debemos anteponer los hechos a las opiniones propias.
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