martes, 19 de marzo de 2019

EDITORIAL

La relevancia de conmemorar año con año la expropiación petrolera y el natalicio de Benito Juárez va más allá de la oportunidad para tomarse las vacaciones del “puente” que por lo general se otorga a raíz de la celebración de estas fechas. 

Estas dos fechas representan hechos de trascendental importancia histórica, que dieron lugar a la creación del Estado mexicano moderno. El 21 de marzo fecha del natalicio de Benito Juárez, digno representante de los liberales que hicieron posible esos progresos para México; y el 18 de marzo, la expropiación Petrolera. 

De acuerdo con la época y los gobiernos, la celebración del natalicio de Juárez, ha variado; antaño para muchos mexicanos era un gran día de fiesta nacional que nos llenaba de patriotismo y nos hacía sentirnos libres, laicos, progresistas, amantes de la razón y de la historia, esperanzados en un México mejor, como lo ideó aquel indio zapoteca puro que nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca. 

Actualmente, perdiéndose el fervor histórico, se celebra más el 21 de marzo por la entrada de la Primavera, con desfiles y carros alegóricos; que el natalicio de Juárez; no obstante que hoy en día el Benemérito de las Américas, debe ser baluarte para enfrentar la agresión a nuestro país por parte del Presidente Donald Trump, en todos los sentidos; para defender nuestra independencia y soberanía, como las defendió Juárez contra Francia. 
Por su parte, Lázaro Cárdenas defendió las riquezas naturales y la economía nacional el 18 de marzo de 1938 en que expropió los bienes de las empresas petroleras; pues el petróleo ya era de México desde la Independencia y aún desde antes de la Colonia Española; pero que estaba en propiedad de particulares extranjeros que habían sentado sus reales en nuestro suelo patrio y pretendían ser un estado dentro de un Estado; pues se negaron a acatar los laudos (sentencias laborales), que les dieron la razón, la justicia y el derecho a los sindicatos de los trabajadores petroleros, a quienes pretendían tratar como esclavos. 

La separación del Estado de la Iglesia, las Leyes de Reforma, y la política liberal encabezada por Juárez, hicieron de México un Estado moderno a nivel internacional, respetado por todos los gobiernos del mundo, que le dieron progreso al país. La expropiación petrolera, ocurrida en la mejor coyuntura para México, como fue la Segunda Guerra Mundial, dio al país su segunda gran modernidad.

Ojalá que las nuevas generaciones y los nuevos gobiernos no olviden estas dos fechas históricas, para que no se pierda la identidad nacional y la pertenencia a este gran país. Son momentos de unidad nacional, son tiempos de cerrar filas pensando en México, dejando de lado los intereses de grupo o facciosos.

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