Mitos de la memoria
A lo largo de nuestra vida vamos aprendiendo nuevas cosas en la escuela, en casa y en las pláticas informales con nuestros grupos sociales; aunque muchas veces, esta información no es verdadera, cuesta mucho trabajo “sacarla de circulación” puesto que pudiera venir de fuentes confiables como los libros de texto, sucede que con el paso del tiempo, la información se va actualizando ya sea por descubrir nuevas cosas o porque simplemente se encuentra el error.
En el caso del cerebro humano, siempre existirán hechos sorprendentes pero como cualquier otro tipo de información está sujeto a retractaciones y actualizaciones y en un caso particular, la memoria, como los casos que se enlistan a continuación.
Se dice que algunas personas son capaces de recordar sucesos de sus primeros meses de vida e incluso recordar una suerte de vida fetal en el claustro materno, en realidad estamos ante una mentira lo cierto es que el ser humano es incapaz de recordar hechos sucedidos, en general, antes de los tres o cuatro años.
Los recuerdos de nuestra época fetal son imposibles porque el cerebro ni siquiera es lo suficientemente maduro: el cerebro de un bebé recién nacido es un 25% de lo que llegará a ser en la edad adulta. Otra cosa es que las narraciones de nuestros padres nos hayan hecho construir esos presuntos recuerdos.
Otro caso es sobre la represión de los sucesos traumáticos, este mito refiere que si hemos sufrido algún trauma en el pasado es generalmente posible que lo olvidemos selectivamente. Sin embargo, por muy doloroso que sea un recuerdo, el cerebro no lo olvida sin más.
De hecho, en un estudio del año 2007 se halló que los recuerdos de supuestos abusos sexuales que regresaban del limbo tras una terapia, en realidad, por lo general, eran resultado de una sugestión por parte del terapeuta y no un recuerdo real.
Un mito más es pensar que la memoria es como una grabadora. Recordar pudiera parecernos como sentarnos en una sala de cine oscura, y proyectar hechos pasados. Sin embargo, los recuerdos distan mucho de almacenarse de este modo. Es más, cuanto más recordamos determinadas cosas, más las manipulamos. Y las cosas que no recordamos, también se mezclan con otros recuerdos y quedan finalmente alteradas. Al final, los recuerdos son solo reconstrucciones personales y subjetivas: por eso las parejas pueden llegar a discutir tanto sobre quién realiza más a menudo las faenas del hogar, por ejemplo.
La famosa memoria fotográfica es un célebre mito más, si bien hay casos de memorias llamadas eidéticas, sobre todo en niños, no estamos ante casos de memorias fotográficas. No hay, pues, evidencia de la existencia de memorias exactas. Un estudio del año 1985 examinó a un grupo de niños alemanes que poseían memoria eidética, y ninguno de ellos pudo citar todas las letras que aparecían en una escena que habían estudiado.
Otro mito de uso predilecto por la televisión es la amnesia que se produce con un golpe en la cabeza (y se recupera con otro). Supuestamente, después de una lesión cerebral grave podemos olvidar quiénes somos o quiénes son los demás, y sin embargo ser perfectamente normales en todo lo demás. En realidad, esto no es así. Si una lesión es tan grave como para olvidar la propia identidad, probablemente ello acarreará otros déficits y discapacidades mentales, incluidos problemas para adquirir nueva información y mantener la atención. Tampoco es cierto que otra lesión permita recuperarnos de la lesión anterior.
Al parecer la memoria es un tanto objetiva y susceptible a modificaciones, podemos encontrar nuevos descubrimientos pero también contradicciones y hechos que reemplacen hechos anteriores, no olvidemos eso.
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