Estas fechas que son una fusión de nostalgia y alegría al recordar a quienes han partido al otro mundo, privando su presencia física, pero recordando con mayor "plusvalía" todo aquello que hicieron por nosotros así como los buenos y malos momentos que se vivieron juntos.
Hablar de la muerte es reír y llorar. La pérdida de una madre o padre siempre es un golpe profundo que se queda grabado. La muerte de un amigo enseña, a veces desde pequeños, que podemos sentir un vacío inexplicable en nuestro ser. La pérdida de un familiar que se quiere es profunda porque además de la pena vivimos el dolor de otros seres queridos y se aprende a salir adelante.
La pérdida de la pareja que se ama, puede destruir a una persona, por lo general superada por el fuego del amor y el sacrificio que brota con los hijos. Y en ellos radica tal vez, la peor de las pérdidas, perder a un descendiente es, se dice, la peor.
Este año han pasado a cumplir su ciclo, personas que dejaron huella en la sociedad, cada quien a su manera, por mencionar algunos con mucho respeto: al Profesor Rafael, Doña María Digna, Don Nicho, Don Culebon, Edgar, entre otros...
Lo único seguro en la vida es la muerte y por lo tanto se debe "aprovechar el día" (Carpe Diem).
De ahí que con el tiempo, las pérdidas se transforman en recuerdos, en lágrimas de dolor y a veces de alegría; pensando lo injusto que ha sido la partida del ser querido o recordando alguna anécdota. En toda esta ecuación que parece de dolor, resalta e influye el sentimiento que traspasa tiempo, distancia y circunstancias: el amor.
Poco se habla de él cuando va dirigido a los amigos, sobre todo hombres, y se le llama amistad, sin embargo, el amor es tan poderoso que se amolda a las personas para garantizar su presencia en este mundo; también se le llama enamoramiento, fraternidad, amor a la humanidad, consideración, empatía, cariño y demás niveles acoplados a la circunstancia personal.
De ahí que los Mexicanos pueden sentarse a platicar, comer, tomar una cerveza, cantar, llorar, reír, pedir orientación a quienes físicamente están ausentes pero que viven en el corazón.
La celebración de día de muertos es un homenaje a nuestros antepasados prehispánicos y a nuestros seres queridos. Pero también debe ser un recordatorio de que como vecinos se impacta en la vida de los demás y debemos procurar que sea para bien. La religión católica lo resume pocas palabras: "Ama a tu prójimo".
Estos días son de disfrutar el legado, recuerdo y convivio de nuestros seres queridos en el más allá. Cómo el legado es la conducta que tenemos con los demás, es importante señalar que la crítica constructiva, objetiva y pensar diferente no es atacar.
Además de ser un derecho, es benéfico para la vida pública y política de cualquier lugar. Agredido se siente quien se le señalen circunstancias personales, en este caso con justa razón, o quien se ve descubierto o en vías de serlo en alguna situación donde no tenga la razón.
En fin, a recibir a quienes se les pones ofrenda…
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