viernes, 1 de noviembre de 2019

EDITORIAL



En México, cada pueblo, cada región, tiene sus propias tradiciones, sus propios usos y costumbres. Pero si hay una tradición que encontramos en cada uno de ellos, es sin lugar a dudas, la celebración del Día de Muertos. Es en ésta, en la que cada familia se prepara para recibir a las almas de los seres queridos que han abandonado esta vida.

Pero hablar del Día de Muertos, no es sólo hablar del 2 de Noviembre, fecha que la Iglesia Católica ha marcado como el día de los Fieles Difuntos. Hablar del Día de Muertos en México, es hablar de misticismo, de simbología, de raíces prehispánicas, de altares, de ofrendas, de historia, de los últimos días de octubre y los primeros de noviembre.

Ahora que han comenzado las celebraciones de este año, es buen momento para hablar de todo lo que representa, del origen de la tradición, de lo que poco a poco hemos ido olvidando, de la simbología de los altares y las diferentes actividades que enmarcan la tradición más grande de México. Aquella, en la que la muerte toma a la vez un sentido solemne, religioso y festivo.

Con la participación de escuelas y organizaciones, se ha ido desplazando el Halloween gringo, dando paso a las catrinas y catrines. Ahora se disfrutó de un Xantolo. Desfiles, concursos, disfraces y mucha alegría, se expresaron este año en diversas ciudades y Coatepec no fue la excepción.

Desde Semanario ESPRESSO se promueve la conservación de las tradiciones culturales propias y se fomenta su difusión. Este año, también se publicó una edición especial de Calaveras políticas, donde con sentido humorístico se hace sátira de personajes conocidos, sin faltar la ironía y la picardía fina.

Sin embargo, también se observaron manifestaciones “culturales” o de fe, que llaman la atención pues, pareciera que no corresponden a nuestra idiosincrasia, misma que proviene de un sincretismo religioso - prehispánico. El culto a la “santa muerte” se va poniendo de moda, donde hasta con arco floral las pasean por las calles y las llevan al panteón. Lujosos vehículos portan las figuras, las cuales claramente se nota que fueron arregladas para este ritual, por demás extraño, y del que solo se sabía que se daba en estados del norte del país, y quienes lo practicaban se les asociaba con gente dedicada a actividades ilícitas.

Este comentario, muy respetuoso para quienes lo realizan, solo es con el fin de informar la diversidad de costumbres, expresiones culturales y religiosas, que enriquecen la historia de los municipios.


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