Pareciera sólo un evento deportivo que puso en evidencia a un club con problemas financieros y que llevó a sus jugadores a manifestarse en un reclamo respetuoso, haciendo público su situación de falta de pago; el plan era no jugar los primeros 3 minutos y al parecer el equipo contrario lo sabía, aunque luego se dijera que el acuerdo era solo por un minuto.
Sonó el silbato del árbitro y los jugadores del Veracruz no se movieron; el balón quedó suspendido a los pies del portero local; todos los jugadores de la banca se pusieron de pie en la línea del campo; todos en el estadio sabían del problema de los jugadores por la falta de pago; todos sabían de la protesta.
Apenas pasado un minuto los jugadores de los tigres de la UNL comenzaron a caminar hacia el portero como una forma de presión y éste despejó el balón hacia el centro del campo entregándoles el juego, lo que aprovecharon los jugadores contrarios para avanzar sin oposición y anotar un gol y enseguida el segundo gol.
La crítica de muchos fue en el sentido de una falta de respeto a un acuerdo; la falta del fair play que es una expresión del inglés que significa 'juego limpio' que se puede traducir en tener respeto al contrincante; pero el mayor reproche a los jugadores de los Trigres es por la falta de solidaridad con sus compañeros de profesión que están pasando malos momentos por la falta del pago de su salario y eso pareciera que no les importó.
En enero del 2014 en España ocurrió algo semejante, Los jugadores del Racing se presentaron al partido de Copa ante la Real Sociedad, pero justo después de escuchar el pitido inicial los jugadores se abrazaron y sus contrincantes tocaron el balón y finalmente lo lanzaron del campo. Los jugadores del equipo cántabro, a quienes se les adeudaban varias nóminas, permanecieron abrazados en el centro del campo y sólo 56 segundos después el árbitro dio por concluido el juego.
Mismo problema, misma protesta, pero la respuesta aquí fue el agandalle del equipo de los tigres que bien pudieron mantener el balón en movimiento hasta que pasaran los 3 minutos y habrían cumplido como compañeros y habrían respaldado una justa protesta del equipo del Veracruz.
Algo terrible aflora en el ADN de nuestra raza, porque hay otros eventos en los cuales hay quienes protestan de distintas maneras, pero los demás sólo los observan en el mejor de los casos, porque en otros, la tendencia es hacia la descalificación, aun cuando sean del mismo equipo.
Eso pasó con los maestros por el problema de la reforma educativa (no me refiero a los de la CNTE); lo mismo ha pasado con los policías federales con el tema de la GN; igual con los médicos por el tema de las plazas y las familias de los niños con cáncer por la falta de medicamentos. Protestas que se diluyen por el cansancio y por la falta de solidaridad de los mismos compañeros y la misma sociedad.
Eso mismo ha pasado en Veracruz con los proveedores del Gobierno del Estado que resultaron agraviados por las pasadas administraciones al no pagarles por los bienes y servicios que contrataron, ocasionando un quebranto económico tan fuerte que ha llevado a la quiebra a muchas empresas, a la ruina total a muchos empresarios y a otros los ha llevado a la tumba.
La manifestación de unos cuantos ha sido vista con indiferencia por otros proveedores, que aun cuando también el Estado les adeuda, prefieren aguantar callados con la esperanza de resultar “premiados” por su docilidad y tal vez hasta logren algún contrato; no logran ver el resultado que obtendrían de sumarse al reclamo y ejercer una presión solidaria.
Algo pasa en nuestra raza que nos lleva a traicionar a nuestra propia gente para ponemos de tapete del conquistador. Por eso nos pisan, por eso nos aplastan, por eso vivimos con la bota sobre el cuello. El futbol fue una vergonzosa demostración de lo poco solidarios que somos con los demás, pero además, lo ventajosos que podemos resultar con el caído al despojarlo de lo poco que le queda. Es mi pienso.
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