DESDE LA FINCA

Cosecha, norte y reflexión.- Esta es una de las curiosas ocasiones en que las fincas lucen diferente. Desde luego predomina el verde debido a que no ha faltado la humedad, pues entre lloviznas ligeras hasta fuertes aguaceros, la región ha sido favorecida con suficiente agua. Hoy luce diferente por el nortazo que pegó esta semana. Los árboles quedaron como peluquiados, sin hojas, muchas ramas viejas y pesadas se cayeron, otros, muy viejos o dañados, sucumbieron a las rachas de más de 40 kilómetros que azotó la zona y se cayeron. Las matas de café raro es que sean afectadas por los nortes, debido a su estructura, tamaño y fortaleza, a algunas solo les quitó las hojas débiles. Al día siguiente bajó la temperatura y se sintieron, por fin, gélidos fríos propios del invierno. Los campesinos le entraron al corte con precaución, pues siguen cayendo tenchos y barañas. Eso sí, hay mucha leña para la lumbre, aunque húmeda pero con paciencia, enciende. Los campesinos comentan lo caprichoso del clima, pues en dos días han pasado todos los climas. “Se acabó febrero abuelo, ya inició la cuaresma” comenta uno de los cortadores al viejo monarca de las fincas, al veterano decano de los nortes y ciclones, quien afanado en quitar las ramas caídas de las matas de café, solo se limita a mover la cabeza de manera afirmativa. Al no obtener respuesta en el primer intento, el obstinado compa, le lanza la pregunta de manera directa: “¿Qué significa la cuaresma, abuelo?”. Como si le hubieran picado las costillas, el soberano sabio de las laderas, curtido por los cierzos y el jornal, se yergue horondo para iniciar su improvisada conferencia ante la expectante y campirana audiencia: “La palabra Cuaresma viene del latín cuadragésima y se emplea para designar el período de cuarenta días que anteceden a la fiesta ápice del cristianismo: la resurrección de Jesucristo, conmemorada en el célebre Domingo de Pascua. Todas las religiones tienen períodos dedicados a la reflexión, éstos forman parte de la disciplina religiosa. Cada doctrina tiene su calendario específico que seguir. La cuaresma, que empieza el miércoles de ceniza, es un período reservado a la reflexión espiritual y aproximación a la Divinidad, con el objetivo de ser una persona mejor. Esos períodos vienen siempre antes de acontecimientos importantes y se relacionan con la necesidad de ir creando un clima adecuado y dirigiendo el corazón hacia algo bueno que va a suceder. No es casual que se celebre en esta fecha. Desde tiempos inmemorables, los festivales del equinoccio de primavera han festejado el despertar de la Naturaleza y la aparición vivificadora de la luz y el calor del Sol. Esos festivales representan, de una manera simbólica, el ciclo evolutivo de la vida divina. Además, el tiempo de Cuaresma es el periodo de purificación necesario y que todas las religiones han instituido a su propia manera. El misterio de la vida surgiendo de la muerte, de la muerte seguida por una vida nueva”. Hace una breve pausa para refrescarse con agua de su calabazo, observa a los absortos campesinos, y continúa su homilía con grandilocuencia: “La Semana Santa llega con la primavera. El sol da toda su energía para que toda la naturaleza salga de su letargo o muerte aparente y resucite con todo su esplendor. Ahí está contenido el simbolismo profundo, místico, religioso y esotérico de la cuaresma, donde el Cristo se sacrifica y resucita, para con ello convertirse en una fuerza universal inextinguible que seguirá animando a todo el que crea en ella y también al que sea capaz de asimilarla.”... Extasiados con tan bella explicación, no pueden disimular su confusión, pues esta versión es más profunda, asimilable y pragmática, que la que estaban acostumbrados a escuchar del anciano cura del pueblo que casi olía a sangre. El viejo predicador del apócrifo y dogmático evangelio, se retira diciendo de manera sarcástica: “No olviden ayunar y cumplir con la vigilia…”

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