En 1702 La Florida todavía pertenecía a España y los ingleses tenían especial interés en el punto estratégico que representaba el fuerte de San Marcos, el cual resguardaba la ciudad de San Agustín y las rutas de comercio de los españoles. El gobernador de Carolina colonial tomó la decisión de tomar el fuerte sitiándolo. El sitio, que duró 2 meses, fue fallido ya que no pudieron destruir el castillo. Pasaba algo muy raro, cuando disparaban las balas de metal con cañones, estas parecían ser tragadas por los muros de la fortificación.
En condiciones normales o comunes, una bala impactaría contra el muro de piedra cuarteando la roca debilitando la estructura y propiciando la destrucción del muro. Pero en el Castillo de San Marcos construido con Coquina (una roca sedimentaria formada por caparazones de organismos marinos muertos comprimidos), las balas se hacían camino en los muros como si se clavara un cuchillo en un queso. Años mas tarde intentaron atacar de nuevo sin buenos resultados, nunca lo pudieron tomar por la fuerza y quedó en misterio como es que la edificación resistió tan bien los ataques.
No fue hasta 300 años después que lograron saber cómo es que esto sucedía, gracias a una investigación de las propiedades de la coquina y como es que resiste al impacto. La investigación fue llevada a cabo por un equipo de investigadores de materiales, junto con la armada estadounidense. Todo comenzó como una sugerencia de la hija de uno de los investigadores de hacer experimentos con la coquina para un proyecto de verano que terminó siendo un trabajo de investigación que duró dos años.
Los investigadores realizaron disparos con pequeñas balas de metal a trozos de coquina, de arenisca y de unicel estructural, tratando de replicar el daño de los cañones ingleses, se tomaron fotografías con una cámara especial capaz de tomar 200 capturas por segundo. Al final los resultados que arrojó esa investigación demostraron que aunque la coquina se parece a la arenisca se comporta mas bien como un material espumoso como el unicel.
La arenisca es una roca sedimentaria formada por granos de arena adheridos entre si formando una estructura dura pero quebradiza, cuando se lanzan proyectiles contra ella, estas delicadas uniones se hacen añicos haciendo grietas en el material y comprometiendo severamente la estructura, después de una serie de ataques, sólo quedarían escombros.
Por otro lado la coquina, aunque los restos comprimidos de caparazones que la forman fueran apilados y estuvieron bajo presión miles de años, estos no están adheridos entre sí y pueden reacomodarse, dándole la rara habilidad de absorber la tensión mecánica. Así que cuando se le dispara la bala sólo tritura los caparazones que impacta directamente y las partículas de alrededor sólo se reacomodan para hacerle espacio a la bala.
Al parecer los españoles usaron la coquina porque era la única roca disponible en el noroeste de La Florida y aunque uno pensaría que es un mal material de construcción debido a su porosidad y ligereza, sorprendentemente resultó tener beneficios inesperados. Cuando se percataron de ello incluso usaban los muros para practicar su puntería.
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