El británico William Parish Robertson comerciante y empresario, vino a invertir en nuestro país por invitación de J. H. Buchanan. Salió del puerto de Southampton en 1850, mismo lugar donde en 1912 saldría el Titanic. Llegó primero a Campeche donde estuvo por una temporada, después a Veracruz para continuar a la ciudad de México. Pasando por Xalapa en febrero de 1851, realizó dos excursiones uno a Coatepec, anotando su experiencia en su diario de viaje.
Su viaje a la Villa de Coatepec fue fácil, quedaba a tres leguas de la ciudad de Xalapa, para él este paseo por el antiguo camino real que comunicaba a San Gerónimo Coatepec con Xalapa lo dejo extasiado. En sus notas dejó plasmado la serie de variados paisajes tan bellos. Las cañadas y los riachuelos; barrancas profundas y arroyos montañeses; colinas, suelos ondulantes, llanos; campos cultivados, árboles frutales como naranjos y guayabos, flores silvestres, bosques densos y maleza.
Debió ser un día hermoso, pues se quedó impresionado del cielo cuyo azul que solo se interrumpía por una nube aborregada situada en el aire o suspenda cerca de las montañas más altas. El verde del bosque de Briones lucia resplandeciente con el sol. Sus acompañantes viajaron en montura, mientras una joven inglesa en una litera.
Su entrada a Coatepec la describe así:
…es por un largo acceso, delineado por árboles y cabañas. Frutas y flores (en particular los floripondios) penden en graciosos racimos de los árboles, que son además, tan frondosos, que cada cabaña blanqueada se diferencia solo al aproximarse, mientras que la hilera del frente se distingue al último, desde los arboles intercalados…
Entró por la calle de Transito (hoy Ignacio Zaragoza) para llegar a la Calle Real, (hoy Jiménez de Campillo) que era la entrada de la villa coatepecana:
…Por esta avenida se accede a la calle Principal del pueblo, que es ancha y con muchas casas muy amplias…
Fue llevado a una posada en la calle Real, donde los litereros pararon en la posada de San Pedro, un lugar limpio y de aspecto confortable. De la calle Real menciona la belleza de las iglesias, la construida por el Padre Mateo Rebolledo, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y de igual manera la Parroquia de San Jerónimo:
…En el centro de la excelente, ancha y rustica calle, se encuentra una bella iglesia al término de la misma, otra más. La ultima parecida a algunas de nuestras iglesias del pueblo, estaba situada en una verde loma, donde pastaba el caballo del pastor, junto con un par de ovejas y mientras nos detuvimos a mirar a nuestro alrededor…
La existencia de una escuela a cargo de la parroquia quedo escrito en su relato. En su paseo por la calle Real con su compañera inglesa, observó a través de los zaguanes los patios coatepecanos, y vio los bellos jardines llenos de rosas. En una de esas casas, conoció a una señora con dos guapas damas jóvenes y un mozalbete que parecía de la familia. Pidió una rosa, a lo cual la señora respondió: con muchísimo gusto, saliendo de la casa, la bella joven inglesa con un ramo de rosas en la mano. De regreso almorzaron en la posada, un delicioso olor salía de la cocina y para los ingleses era como un verdadero banquete exquisito.
Continuará…
Correo electrónica: uki12@live.com.mx
…Por esta avenida se accede a la calle Principal del pueblo, que es ancha y con muchas casas muy amplias…
Fue llevado a una posada en la calle Real, donde los litereros pararon en la posada de San Pedro, un lugar limpio y de aspecto confortable. De la calle Real menciona la belleza de las iglesias, la construida por el Padre Mateo Rebolledo, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y de igual manera la Parroquia de San Jerónimo:
…En el centro de la excelente, ancha y rustica calle, se encuentra una bella iglesia al término de la misma, otra más. La ultima parecida a algunas de nuestras iglesias del pueblo, estaba situada en una verde loma, donde pastaba el caballo del pastor, junto con un par de ovejas y mientras nos detuvimos a mirar a nuestro alrededor…
La existencia de una escuela a cargo de la parroquia quedo escrito en su relato. En su paseo por la calle Real con su compañera inglesa, observó a través de los zaguanes los patios coatepecanos, y vio los bellos jardines llenos de rosas. En una de esas casas, conoció a una señora con dos guapas damas jóvenes y un mozalbete que parecía de la familia. Pidió una rosa, a lo cual la señora respondió: con muchísimo gusto, saliendo de la casa, la bella joven inglesa con un ramo de rosas en la mano. De regreso almorzaron en la posada, un delicioso olor salía de la cocina y para los ingleses era como un verdadero banquete exquisito.
Continuará…
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