lunes, 25 de mayo de 2020

Cerca del Cielo - Por: José Ramón Flores Viveros

Responsabilidad mortal.- 

Parte 1 


El Everest también cerró sus puertas al montañismo debido al virus que ha puesto contra la pared prácticamente a todo el planeta, se me hace increíble que su presencia es temida hasta en las partes más altas, remotas y heladas. Voy a emitir una opinión que podría ser absurda, pero debo suponer que las bajas temperaturas deben de ser un enemigo mortal de este virus.


Uno de los daños colaterales de este virus es que afecta la modesta y frágil economía de la zona de Nepal que depende mucho del turismo y el alpinismo como base de su economía, la venta anual de permisos para escalar, equipo, víveres, y guías son la base de ingresos para los sherpas.


En el ascenso al Cho Oyu la sexta montaña más alta de la Tierra y ubicada en el Himalaya, dos ecuatorianos y un alpinista francés habían escalado más de 14 horas ininterrumpidas; estaban físicamente devastados. El francés, con dos ascensos a esta montaña, había asumido el papel de guía porque los tres sherpas que habían equipado los campamentos de altura, que cocinaban y guiaban al grupo, habían decidido bajar en el último campamento de altura por problemas de salud. Hubert Truxler, originario de Montpellier (Francia), muy pensativo porque consideraba una auténtica estupidez aceptar la responsabilidad de guiar a sus compañeros a la cumbre de esta montaña. La agencia que habían contratado en Nepal quedaba libre de toda responsabilidad si les llegaba a ocurrir algo en su ascenso a la cumbre. 


Los ecuatorianos Cosme Chala y Rodrigo Valdez, que toda su vida habían ahorrado para hacer su sueño realidad de estar en la cordillera del Himalaya, casi veían derrumbar su sueño, cuando los sherpas les comunicaron su decisión de regresar al campamento base. Cosme y Rodrigo eran experimentados andinistas, en su país. Con mucha experiencia en montañas, como el Cotopaxi, Chimborazo y Tungurahua, habían subido a estas hermosas montañas de Ecuador por todas sus rutas, desde las más sencillas hasta las más técnicas y complicadas.


Una curiosa anécdota es que Cosme cuando pasaba por el detector de metales de los aeropuertos, tenía que explicar que traía tornillos de metal en ambas piernas, consecuencia de fracturas severas, producto de una violenta caída en los glaciares del Chimborazo, en la desaparecida ruta de las Murallas Rojas. Siempre cuando pensaba en este grave accidente, que era algo muy frecuente, le dolía mucho reconocer que era el precio de subir montañas y le molestaba mucho reconocer que pudo haber evitado la caída, si hubiera revisado las cuerdas. De haberlo hecho, se hubiera dado cuenta que la cuerda que iba a ocupar para asegurarse a la pared se encontraba luida. Los alpinistas, muchas de las veces, caminan sobre la acumulación de cuerda, tirada sobre la nieve, y se debe de tener mucho cuidado de no pisarla con las puntas filosas de los crampones, porque, aunque parezca inofensivo, la cortan, algo que la mayoría de las veces pasa inadvertida. 


Continuará...


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