El gran avance de la humanidad llegó a su plenitud cuando a diferencia de otros homínidos, como los australopitecos, el Homo sapiens no sólo llegó a percibir la complejidad del mundo que le rodeaba, sino a comprender su lugar en ese mundo.
¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué debemos hacer? Estas y otras interrogantes debieron moldear el pensamiento de los hombres primitivos, haciéndolo cada vez más complicado y profundo; la magia, el mito y la religión se habrían de establecer como los primeros sistemas o formas de pensamiento y dar las bases para el desarrollo, milenios después, de la filosofía y la ciencia.
Numerosos factores tales como el cambio climático, la dispersión en nuevos territorios, el desarrollo de nuevas tecnologías y la sedentarización, dieron a la humanidad primitiva la diferenciación racial, la diversidad cultural, y el crecimiento poblacional; había comenzado la transformación del ambiente por el hombre, para hacer de él una “morada digna”.
Impulsado por las grandes revoluciones sociales y tecnológicas que se fueron dando a lo largo de la historia –como el establecimiento de las grandes civilizaciones agrícolas en la Antigüedad o la Revolución Industrial del S. XIX- el pensamiento se diversificó y dio lugar a las artes, las ciencias y las tecnologías.
En la actualidad diversas disciplinas se han enfocado al estudio de aquello que nos ha conducido hasta este punto histórico, y de este modo tenemos a las neurociencias, la psicología, la psiquiatría, y sus diversas ramas o escuelas.
Desde el Psicoanálisis de Freud hasta las Inteligencias múltiples de Garner, diversos investigadores han tratado de explicar cómo es que nuestro sistema nervioso integra y a la vez diversifica ideas, creencias y pensamientos sobre el mundo que lo rodea.
No hay nada escrito en el campo de la investigación sobre los procesos de pensamiento, y podríamos encontrar teorías inclusive contradictorias en este campo. Se sabe, ciertamente, que el sistema nervioso integra las funciones tanto orgánicas como intelectuales de nuestro ser, pero manifestaciones tan complejas como la imaginación siguen siendo aún inexplicables.
Hoy, que se habla incluso del posible desarrollo de Inteligencias artificiales, es mi parecer que no debemos dejar de reflexionar sobre las bases de nuestra más íntima naturaleza intelectual; mientras algunos sueñan con surcar galaxias lejanas no debemos dejar de explorar el más grande de los universos: el de nuestro ser interior.
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