lunes, 29 de junio de 2020

El mito de la caverna de Platón Por: R. Mora



El mito de la caverna de Platón es una de las grandes alegorías de la filosofía idealista que ha marcado la manera de pensar de las culturas de Occidente. Entenderla significa conocer los estilos de pensamiento que, durante siglos, han sido los dominantes, así como los fundamentos de las teorías de Platón.

 

Platón crea el mito de la caverna para mostrar, en sentido figurativo, que nos encontramos encadenados dentro de una caverna, desde que nacemos, y cómo las sombras que vemos reflejadas en la pared componen aquello que consideramos real. Es un diálogo escrito por Platón, en el que su maestro Sócrates y su hermano Glaucón hablan sobre cómo afecta el conocimiento y la educación filosófica a la sociedad y los individuos.

 

En este diálogo, Sócrates pide a Glaucón que imagine a un grupo de prisioneros que se encuentran encadenados desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí, un fuego ilumina al otro lado del muro, y los prisioneros ven las sombras proyectadas por objetos que se encuentran sobre este muro, los cuales son manipulados por otras personas que pasan por detrás. Los prisioneros creen que aquello que observan es el mundo real, sin darse cuenta de que son solo las apariencias de las sombras de esos objetos.

 

Más adelante, uno de los prisioneros consigue liberarse de sus cadenas y comienza a ascender. Este observa la luz del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le hace volver a la oscuridad. Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz del fuego y, con cierta dificultad, decide avanzar. Sócrates propone que este es un primer paso en la adquisición de conocimiento. Después, el hombre sale al exterior, en donde observa primero los reflejos y sombras de las cosas y las personas, para luego verlas directamente.

 

Finalmente, el hombre observa a las estrellas, a la luna y al sol. Sócrates sugiere que el hombre aquí razona de forma tal que concibe a ese mundo exterior (mundo de las ideas), como un mundo superior. El hombre, entonces, regresa para compartir esto con los prisioneros en la caverna, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real. Cuando regresa a la caverna por los otros prisioneros, el hombre no puede ver bien, porque se ha acostumbrado a la luz exterior. Los prisioneros piensan que el viaje le ha dañado y no desean acompañarle fuera. Platón, afirma que estos prisioneros harían lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar incluso a quien se atreviera a intentar liberarlos.

 

Conclusión: Lo que ven los prisioneros dentro de la cueva pertenece al mundo sensible, es decir, al que percibimos por los sentidos. El exterior de la cueva es el mundo inteligible, con el sol como representación del bien. Para llegar a conocer el bien hay que evolucionar desde el mundo sensible e ir más allá. Es decir, dejar las tinieblas de la ignorancia de la cueva y acostumbrarnos a la luz de la verdad.

 

 

 

 


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