En México la radiodifusión se dio a principios de los años veinte a partir de fugases trasmisiones radiofónicas que comenzaron a tomar forma y se creó, en 1923, la primera radiodifusora comercial. Pero con la llegada de la radiodifusora X.E.W., siglas adoptadas con el fin de ser reconocida en otras partes del mundo, ya que las importantes emisoras de radio de Estados Unidos comenzaban con la letra W, que la radio comercial tuviera un auge real.
La inauguración oficial de la X.E.W. fue el 18 de septiembre de 1930, encabezada por el fundador de la estación Emilio Azcárraga Vidaurreta en compañía del entonces Secretario de Educación Aarón Sáenz. Alrededor de las 20:00 horas en las instalaciones del cine Olimpia se hizo sonar el Himno a la Alegría interpretado por la Orquesta Típica de la Policía, dirigida por Miguel Lerdo de Tejada.
Al terminar la melodía enseguida el locutor Leopoldo de Samaniego pronuncio las primeras palabras: “Amigos, ésta es la X.E.W., La voz de América Latina desde México”, iniciando un programa distinto a lo convencional, una transmisión llena de música interpretada por artistas invitados. El evento fue seguido por cientos de radioescuchas, terminando pasada la una de la madrugada.
A partir de entonces fue que la X.E.W. se posicionó como la emisora que cambió la forma de hacer radio en México, debió a los contenidos musicales y el acercamiento a los grandes artistas de la época que pasaron por el micrófono de la X.E.W. como: Agustín Lara, Pedro Infante, Francisco Gabilondo Soler “Cri-Cri”, María Victoria, Consuelo Velázquez, entre otros, quienes realizaban presentaciones con público dentro de la estación, combinado con segmentos innovadores para la época como los programas infantiles, cómicos, deportivos y las exitosas radionovelas que llevaron al mundo historias como “El Derecho de Nacer”, o la popular “Chucho el roto”, que duró al aire once años ininterrumpidos.
Fue así como la llamada “La voz de América Latina desde México”, slogan que era conocido y admirado en muchas partes del mundo, marcó una pauta en cuanto a contenidos radiofónicos y la forma de capitalizar la monetización a través de los anuncios publicitarios, factores que harían el surgimiento de más y nuevas radiodifusoras que harían surgir la “Época de oro” de la radio en México, la cual, si bien, a principios de los años cincuenta se vio mermada por la llegada de la televisión, la industria radiofónica no perdió su vigencia, como se creía.
La X.E.W. “La voz de América Latina desde México”, fue la emisora que marcó un antes y después en la historia de la radiodifusión mexicana.
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