lunes, 29 de marzo de 2021

Sabías que - Por: Valente Salazar Díaz

 ¿Qué es la Ética?




La palabra Ética proviene del griego Ethikos, que significa “carácter” y como disciplina es, simplificando la definición: la rama de la Filosofía que trata de dar respuesta a la pregunta ¿Cómo nos comportamos? 


En una segunda aproximación se puede considerar a la ética como una reflexión de segundo orden sobre la moral, que es a su vez el conjunto de normas y principios que se basan en la cultura y las costumbres de determinado grupo social. La moral cambia con el tiempo, mientras que la ética sobre la moral perdura. 


Para ilustrar lo anterior podríamos tomar como ejemplo la modificación de las normas jurídicas al paso del tiempo, que son mandatos o reglas que tienen como objetivo dirigir el comportamiento de la sociedad. En concreto, una norma jurídica confiere derechos e impone deberes a los individuos de la sociedad. Toda norma jurídica debe respetarse por los individuos, ya que si se incumple puede suponer una sanción. Una ley es una regla o norma jurídica de carácter obligatorio dictada por la autoridad competente de un territorio.  


Al paso del tiempo las leyes resultan insuficientes para regir la conducta de una sociedad que ha cambiado en su estructura familiar, socioeconómica y cultural, y es entonces cuando se modifican. Así, hace unos 68 años el voto no era permitido a las mujeres en México, pues en la estructura social de ese tiempo se consideraba que sólo los varones tendrían el criterio suficiente para votar por un candidato tal o cual. Actualmente esa concepción de lo social ha quedado superada por la integración de las mujeres a todos los ámbitos sociales, y su exigencia de una mayor participación en la política.


Otro claro ejemplo lo tenemos en la actual apertura en la ley penal a la despenalización del uso de la marihuana. Al ejercer presión algunos sectores sociales interesados en la modificación de las leyes que estuvieron vigentes hasta hace pocos años, se ha dado un debate alrededor de este tema. La legalización del cultivo de marihuana –pues sería infantil pensar que el consumidor la adquiera de la nada cuando su uso “recreativo” y medicinal está ya autorizado- es hoy una realidad próxima en México, con los pros y contras que se le puedan ver.


Al llegar a este punto es prudente señalar que la ética puede ser una reflexión que asuma dos posiciones: una ética universal o kantiana y una ética utilitarista:


La primera sería aquella que, en forma positiva, establece que toda norma debe aplicarse en bien de todo individuo, y todos debemos seguir los dictados de la moral, pues es incondicionada. Dicho en otras palabras, los intereses de la persona no pueden ser supeditados a los intereses de la comunidad.


Por otra parte, la ética utilitarista es aquella en la cual se busca un bien mayor o comunitario aun en perjuicio del individuo. Ésta se representa por aquella sentencia de que “el fin justifica los medios”. 


Ante estas dos escuelas de pensamiento se han planteado problemas tales como ¿Si se pudiera regresar en el tiempo sería ético matar a un futuro tirano, que cometerá crímenes de lesa humanidad, en su infancia? En la ética kantiana nos responderíamos ¡No! Pues no podemos atentar contra el derecho a la vida, que es el más fundamental de todos. En la ética utilitarista podríamos decir ¡Sí! Si con ese acto se salvarán millones de víctimas inocentes en el futuro.


Aunque este problema es obviamente hipotético –pues no podemos retroceder en el tiempo para cambiar el pasado- la ética en general nos presenta problemas concretos relativos a marcos jurídicos tales como la implantación de la pena de muerte (que en los EEUU ni siquiera se admite en todos los estados de la unión), la legalización o la despenalización del aborto, y la legalización de psicotrópicos volviendo al ejemplo de la venta de marihuana.


Aunque la moral no sea perfecta, nos queda la ética para reflexionar sobre su vigencia en un mundo que cambia aceleradamente y tratar de corregir el rumbo de nuestra conducta ahí donde corremos el riesgo de extraviarnos.

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